miércoles, 17 de noviembre de 2010

Meryl Streep habla sobre Bergman

El pasado viernes 5 de noviembre me enteré que la afamada Meryl Streep estaría presentándose en el Departamento de Teatro aquí en la Universidad de Texas (UT). Todo parecía ser una clase magistral (lo que acá llaman "master class") para los estudiantes de actuación tanto de subgrado como de posgrado, por lo cual la invitación era solo para los "elegidos". Como era de esperarse, aunque era en un anfiteatro, la "función" estaba llena pero de todas formas decidí darme la vuelta para intentar colarme incluso aunque la escuchara de pie. Para mi sorpresa, justo afuera estaban repartiendo boletos porque quedaban sillas vacías en la parte de atrás del teatro. Así que entré y Meryl estaba en medio del escenario, en una butaca, respondiendo a las preguntas de los estudiantes. Algunas de ellas tenían que ver con su trayectoria, otras con su participación en el séptimo arte, otras con la academia, en fin, con muchas cosas. Así fue como me enteré que estudió en el Departamento de Drama de Yale University con una de las profesoras de aquí de UT, que no le interesa para nada la moda y que actualmente trabaja en una nueva película donde representará el papel de la Primer Ministro Inglesa Margaret Thatcher. Luego de esta noticia, uno de los estudiantes le preguntó cómo lidiar con personajes (de la vida real sobre todo) que no están ideológicamente a la par con las ideas del actor, a lo que ella ripostó que solo le interesa meterse dentro del personaje y vivir lo que una vez ese otro vivió. Es decir, sentir el lado humano por más malvado e irracional que haya sido esa persona. Solo así, dijo Meryl, lograremos entender fuera de prejuicios cómo y por qué actuaron de la manera en que lo hicieron estas figuras, como Thatcher, tan controversiales e incluso monstruosas. Pero lo realmente lindo de la tarde con Meryl fue cuando le preguntaron sobre la relación actor-director y su posición ante esta jerarquía. Ella respondió que siempre disfruta de los directores que le permiten opinar y añadir líneas al diálogo del libreto en lugar de dictarle todo. Para ella, esto estimula un buen ambiente de trabajo basado en la confianza. Y para ejemplificarlo, nos contó cómo Ingmar Bergman, quizás el mejor director de cine del siglo XX, tan genio pero a la vez humilde, se tomaba el tiempo todos los días después del rodaje para reunir a sus actores y hablar sobre el trabajo de ese día. Allí surgían críticas y sugerencias que poco a poco modificaban la película y de ahí que muchas de ellas resultaran obras maestras. La velada duró más o menos una hora pero no solo ver a Meryl sino verla hablando sobre Bergman hizo doblemente especial la experiencia.