miércoles, 28 de agosto de 2013

I'm So NOT Excited





Los Amantes Pasajeros no es la peor película de Pedro Almodóvar, no puede serlo.Todavía desgraciadamente existe Laberinto de Pasiones. Sí es su película más desganada y simplemente mediocre, Laberinto de Pasiones al menos era una película con una auténtica razón de existir, sobre todo dentro de su contexto histórico del “destape” de la España post-Franquista. Almodóvar, gustos y criterios aparte, es un cineasta que siempre se me ha antojado como uno vital, que sabe comunicar con pasión, entusiasmo y maestría lo que quiere decir, por más banal que sea, o por más ocasiones que haya dicho lo mismo de distintas maneras. Pero este es su segundo filme casi de corrido -Los Abrazos Rotos fue el primero- que me parece que se trata de una película sin una auténtica razón de ser. Son si acaso lamentables adiciones a una de las filmografías más vitales de las ultimas décadas.
Es algo lamentable por varias razones. La primera se me hace obvia como cinéfilo y como trabajador de la cultura. Es tan difícil y cuesta arriba que un cineasta en ciernes logre hacer UNA sola película en su vida, que me da vergüenza ajena el saber como Almodóvar, por ser quien es -entiéndase alguien a quien le permiten hacer TODO lo que quiera hacer- le dejen perpetrar una cosa como ésta. Los Amantes Pasajeros parece ser una película hecha sobre la marcha, como si Almodóvar hubiese tenido el germen de una idea: en un avión ocurre un desperfecto técnico y los pasajeros de primera clase se alborotan, por ejemplo, mandó a construir el decorado de un avión, llamó a todo el mundo que conoce y a la gente que sabe que se muere por trabajar solo por ser Almodóvar y con ese germen de idea se dedicó a filmar todo lo que pasa y se le ocurría en la filmación. De más está decir que no ocurrió mucho, y que es lamentable para uno de los mejores guionistas del cine ahora mismo, que haya perpetrado esta guía de todo lo que no se debería hacer en un buen guión cinematográfico.
Pero realmente “Pedro” parece creerse el todopoderoso guionista que siempre puede salirse con la suya. Sabemos de su gusto desmedido por las digresiones, las subtramas y la combinación de personajes que no necesariamente deberían de converger en un mismo tiempo y espacio dentro de su cine. El empleo de estos recursos, se puede considerar que siempre ha sido algo “arriesgado” por el hecho de que conlleva un tanteo y error. A veces le sale bien y a veces no le sale. Ejemplos de cuando esto ha funcionado a plenitud son las exquisitas digresiones de la que todavía es su obra maestra, ¿Que Hecho Yo Para Merecer Esto?!!!, el cortometraje  El Amante Menguante dentro de Hable con Ella, la historia de Manuela la enfermera que pierde un hijo al principio de La Flor de Mi Secreto, que se convertiría en la base de Todo Sobre mi Madre, la introducción de Carne Trémula, en donde una muy embarazada Penélope Cruz da a luz al futuro protagonista del filme, los interludios cómicos de los personajes de Chus Lampreave y Carmen Maura en Matador, que funcionan como bálsamo ante toda la oscuridad que los rodea. Cuando esto no ha salido, por ejemplo con el curioso pero fallido personaje de Máximo Espejo, interpretado por el gran Francisco Rabal, en Átame y la combinación de la historia del escritor “serial killer” Nicholas Pierce (Peter Coyote), la genial psiquiatra vuelta presentadora de “telebasura” Andrea Caracortada (Victoria Abril) con la historia de una vivaracha e inocente peluquera, Kika (Victoria Abril) en Kika, las dos mencionadas películas que teóricamente hubiesen funcionado, sufren por los “riesgos caprichosos” de su creador.

Pero en Los Amantes Pasajeros creo que va al extremo con la subtrama de una hermosa mujer (Paz Vega) a punto de suicidarse, que resulta es una de las amantes de uno de los pasajeros de primera clase que se encuentra en el truncado vuelo (Antonio De La Torre) un vanidoso actor con otra ex-amante (Blanca Suarez) que termina con el teléfono celular de la hermosa suicida por casualidad y lo confronta. En medio de eso la siempre animada Carmen Machi, aquí harto conocida por Que se Mueran Los Feos, sustituye a Chus Lampreave en su habitual rol de portera. Esa subtrama sin ton ni son parece que sirvió a Almodóvar como excusa forzada para meter el melodrama a toda costa en el filme, después de todo si algo esta película reafirma es que ya Almodóvar sin melodrama no es posible, cuanto menos no es interesante, pues bien, serviría de algo si el personaje del actor reapareciese en la trama como un personaje importante, pero después de esta gran digresión, no vuelve a aparecer hasta el final, más de 40 minutos después cuando ya nos hemos olvidado de él, pero todavía nos preguntamos: ¿esa era Paz Vega?
Al menos la introducción con Antonio Banderas y Penélope Cruz sirvió como buen despegue y al ser solo una mera introducción sin sentido, no hay que volver a ellos, para añadir que su historia es más interesante que la que cuenta el resto del filme, al menos en el extendido y ya antologizado en el trailer, baile de los azafatos al son de “I’m So Excited” de las Pointer Sisters, podemos escuchar ese maravilloso clásico bailable ochentoso y cerrar los ojos.


La segunda razón por la que este filme se me antoja como una experiencia particularmente lamentable es que le sigue inmediatamente a La Piel Que Habito que para el que escribe es la película más vital e imprescindible de Almodóvar en los últimos años, la mejor desde Carne Trémula en mi opinión, no por casualidad otra película muy oscura y malentendida por muchos. Una propuesta valiente y arriesgada de un gran creador que parecía ya irremediablemente instalado en su propia comodidad. En La Piel que Habito, Almodóvar empleó todos sus recursos y lo arriesgó todo, haciendo de la historia más absurda que probablemente ha contado, su testimonio más visceral y rabioso, revestido de un tono frío y siniestro que bordeaba en una especie de horror monocromático. Atrás quedaba el creador irreverente de la movida ochentosa. Atrás quedaba el creador de los melodramas elegantes que dominaron su carrera en las pasadas dos décadas. Anunciaba un nuevo Almodóvar, más sombrío, más arriesgado, más preocupado por renovarse y luego pues…. lo siguió con ésto.
Muchos han salido en la defensa del cineasta manchego al alegar que con esta película simplemente quiso volver a ese espíritu de rebeldía por el que una vez fue conocido. Que quería demostrarle a aquellos que lo subieron en el pedestal de “arthouse director”- Almodóvar es sin duda alguna el cineasta de cine “extranjero” mas famoso en el mundo-, que el también puede divertirse y ser impredecible. Pero se queda en el intento. Los cineastas que realmente han dedicado sus carreras a confundir expectativas de públicos y críticos no estando casi nunca donde piensan que van a estar, Buñuel, Altman, Tarkovsky, los Hermanos Coen, Winterbottom, por solo dar unos ejemplos en pasado y presente, han sido constantes en eso. Almodóvar ha estado cómodamente en su estirpe melodramática las pasadas dos décadas sin signos, hasta La Piel Que Habito- de querer salir de ahí. La renovación siempre es algo positivo y muchos cineastas si han logrado renovarse mirando en su pasado. Pero lo cierto es que por más nostalgia que tengamos de su cine de los 80, Almodóvar ya no sabe ser meramente gracioso, porque el humor siempre está presente en su cine, pero ya solo sabe utilizarlo por retazos, no constantemente, ni juguetón, ni irreverente, está demasiado contaminado por el melodrama y por sus obsesiones estético-narrativas para poder ser fluido u orgánico. Siempre pensé que por malas que fuesen sus películas, ir a ver un Almodóvar al cine era una obligación. Por más mala que fuese Los Abrazos Rotos por ejemplo, había que verla solo por la manera que Almodóvar encuadra, siempre impecablemente, en Los Amantes, la fotografía de José Luis Alcaine pudo haber sido de cualquiera de los pasajeros drogados, nada de especial hay en ella. Algo positivo puede decirse de Los Amantes, tiene buen arranque. Almodóvar siempre es bueno manteniendo el interés de un público por los primeros 5 o 10 minutos de un filme. Es después que a veces no sabe sostenerlos, y si tienes duda, sabes que algo anda mal cuando dormitas en los últimos 20 minutos de una película que dura 90.


Mucho también ha dicho Almodóvar de cómo le debía a la comunidad gay una película feliz, después de películas mas sombrías como La Ley del Deseo o La Mala Educación. Pero ya no sé entonces cual es su idea de que es una película feliz. Si es una película en la que no pasa nada pero cada 3 segundos alguien habla de “pollas”, “follar” o “culo” pues ha cumplido su cometido. Pero me parece triste que uno de los cineastas que más ha contribuido a la construcción y difusión del lenguaje/pensamiento “queer” en el arte cinematográfico se rebaje en este momento de su carrera simplemente a eso.
La gente se ríe en el cine claro, porque aparentemente ya decir “polla”, “culo” o “follar” es suficiente para que la gente se ría. La gente se ríe porque es Almodóvar haciendo comedia de nuevo, es casi una obligación. Se ríen porque aun desperdiciando el enorme talento de Javier Cámara, Cecilia Roth y Lola Dueñas los tres son comediantes natos capaz de inyectarle algo de vida a los diálogos mas tétricos y a las situaciones más inexistentes. La gente se ríe por la nostalgia de un Almodóvar que ya no existe, la gente se ríe porque la película parece un “sitcom” gringo o peor un “Sunshine Remix”, porque algunos sitcoms gringos dan gracia, pero Sunshine Remix no. La gente se ríe y muchos le dejan pasar al manchego favorito de todos, casi todo. No es de extrañar que la crítica más condescendiente con la película haya sido la estadounidense, donde Almodóvar es adorado, la crítica francesa, inglesa, mexicana y argentina no ha sido tan dócil con el filme. No menciono la crítica española porque es bien sabido cuan atacado -y lo digo- injustamente es Almodóvar en su país. La gente se ríe porque al final el poder del recuerdo o del deseo en un cinéfilo es a veces más fuerte que la misma experiencia de ver una película. ¿O eran acaso Midnight in Paris, Match Point y Vicky Cristina Barcelona tan buenas películas como Crimes and Misdemeanors, Another Woman o Bullets Over Broadway? No, pero como Woody Allen lleva ya más de una década con más tropiezos que aciertos, cada vez que acierta los que amamos su cine lo sacamos fuera de contexto, solo por la alegría de que uno de nuestros creadores predilectos nos regaló algo bueno. Y nosotros mismos cinéfilos entusiasmados rectificamos luego y nos damos cuenta.
Hay veces que he cambiado mi parecer con el cine de Almodóvar. Recientemente vi Hable con Ella, película con la que no conecté en su momento y me conmovió profundamente, por otro lado La Mala Educación, que me entusiasmó mucho en su momento, también la revisé hace poco y me dejo frío. Así que puede que cambie de opinión con el tiempo acerca de estos Amantes Pasajeros, pero lo dudo, Pedro, con ellos no me mecí en el aire.












No hay comentarios: