El hecho de que su filmografía fuera una
relativamente corta para un director de fotografía- 34 títulos en 3 décadas de
trabajo- y por otro lado sea considerada tan influyente dan fe de la
trascendencia de su arte, de lo cabal de su concepción fotográfica y como la ponía
en practica. Si lo pensamos bien el ser el director de fotografía de quizás la trilogía
mas conocida y celebrada de la historia del cine- The Godfather- y estar detrás de quizás la mas icónica y
representativa imagen de las casi 50 películas de su compueblano niuyorquino
Woody Allen- Woody y Diane Keaton viendo despertar a la ciudad desde el puente
de la calle 59 en Manhattan- son ya
razones para que Gordon Willis entrara sin reparos a la inmortalidad cinéfila.
Su carrera en el cine empieza relativamente tarde. Después
de servir en la segunda guerra mundial y empezar allí a relacionarse con el
arte de la fotografía, logro convertirse en asistente de cámara y eventualmente
empezó a trabajar como director de fotografía en documentales publicitarios. De
esa experiencia Willis famosamente diría: "aprendí a quitar en vez de añadir,
no mucha gente entiende eso" filosofía de trabajo que le ayudaría a
desarrollar una estética minimalista y precisa en donde mas allá de artificios,
siempre buscó la manera mas simple, adecuada y pura de decantar y transmitir
una imagen.
Su periplo en el cine de corte narrativo comienza con
el filme de 1970 End of the Road de Aram Avakian. Acto seguido imparte
su muy particular visión y manera de retratar la ciudad de Nueva York en dos
joyitas del cine estadounidense de comienzos de los 70: The Landlord (1970) de Hal Ashby y Klute (1971) de Alan J.
Pakula, en la primera a través de su lente, Ashby fue capaz de contarnos a un
Nueva York muy común, con una inmediatez casi documental y un contraste
profundo entre la realidad de la clase trabajadora y la mas acomodada. Es en el
filme de Pakula donde quizás empieza a
ser reconocido por su rico y vasto uso de la sombra y los contrastes oscuros,
presentando a una ciudad hostil, oscura, peligrosa. El filme de Pakula fue
fundamental para el comienzo de la "deglamorizacion" del muy
idealizado rol de la prostituta en el cine de Hollywood y el trabajo de Willis
fue una parte esencial de ese resultado. Tanto así que Pakula volvería a
trabajar con Willis en el resto de su excelente trilogía de "paranoia
urbana" completada con The Parallax
View en 1974 y All The President's
Men en 1976, ambas obras maestras en donde Pakula
y Willis lograron capturar la tensión de tiempos turbulentos. El tándem Pakula-Willis
se extendería por tres películas mas: Comes
a Horseman en 1978, Pressumed
Innocent en 1990, y la ultima película de ambos: The Devil's Own en 1997
En 1972 Willis fue solicitado, algo sorpresivamente
para rodar The Godfather, digo sorpresivamente
ya que Willis arrastraba consigo la reputación de ser una persona "difícil"
al igual que el director del filme Francis Ford Coppola. The Godfather era para aquel tiempo un proyecto arriesgado que fue
puesto en las manos de Coppola con las esperanzas de que este entregara al
estudio de Paramount una pequeña y efectiva película de gansters que dejara
algo de ganancias al estudio, sin embargo en sus manos el filme fue mutándose
hasta adquirir las dimensiones épicas por lo cual lo conocemos hoy en día y se
ha convertido en clásico, En términos cinematográficos The Godfather hizo escuela y
sentó pautas en Hollywood. Nunca antes una película de estudio de tal magnitud-
y en colores- había sido fotografiada de manera tan oscura, con su concepción fotográfica
añadiendo matices dramáticos a la saga de los Corleones. Fue idea de Willis la
de fotografiar a Marlon Brando en su gran mayoría en planos cenitales lo que permitía
entonces jugar con su maquillaje en un efecto que lo hacía envejecer. La oscura
sobriedad niuyorquina del entorno de los Corleone era contrastada entonces con
la luminosidad de Sicilia, de donde provenían y a donde se va el joven Michael
con la esperanza de alejarse del "negocio familiar" a donde como
todos sabemos será arrastrado violentamente de nuevo.
Durante las 3 horas de metraje la fotografía de Willis de la mano de la puesta en escena de Coppola nos mantiene absortos de tal manera que no importa cuantas veces la hayamos visto siempre recordamos escenas especificas en donde el contrapunteo de luz y sombra de Gordon Willis deslumbra: el productor hollywoodense que despierta abrazado a la cabeza de su caballo de carrera favorito ; Michael Corleone colgando las sabanas sangrientas después de desvirgar a su esposa siciliana ; el ajuste de cuentas en plena calle del volátil Sonny Corleone con el esposo de su hermana Connie; el posterior y sangriento asesinato de Sonny; la súbita muerte de Don Corleone. Claro está, Gordon Willis acompañaría a Coppola durante toda las sagas filmando The Godfather 2 en 1974 y en 1990, The Godfather 3 que le valdría una nominación al oscar por los ribetes operáticos de su fotografía, incluyendo su memorable secuencia climática en el Teatro de la Opera en Palermo.
Durante las 3 horas de metraje la fotografía de Willis de la mano de la puesta en escena de Coppola nos mantiene absortos de tal manera que no importa cuantas veces la hayamos visto siempre recordamos escenas especificas en donde el contrapunteo de luz y sombra de Gordon Willis deslumbra: el productor hollywoodense que despierta abrazado a la cabeza de su caballo de carrera favorito ; Michael Corleone colgando las sabanas sangrientas después de desvirgar a su esposa siciliana ; el ajuste de cuentas en plena calle del volátil Sonny Corleone con el esposo de su hermana Connie; el posterior y sangriento asesinato de Sonny; la súbita muerte de Don Corleone. Claro está, Gordon Willis acompañaría a Coppola durante toda las sagas filmando The Godfather 2 en 1974 y en 1990, The Godfather 3 que le valdría una nominación al oscar por los ribetes operáticos de su fotografía, incluyendo su memorable secuencia climática en el Teatro de la Opera en Palermo.
Mas allá de su colaboración con Coppola en las Godfather quizás la mas trascendental
de las colaboraciones de Gordon Willis fue con Woody Allen. En el documental Woody Allen: A Documentary, Diane
Keaton y otros recuerdan el asombro y la
incredulidad con que fue percibida la idea de que Gordon Willis fuera el
director de fotografía de la nueva comedia de Woody Allen. El dramático y sombrío
Gordon Willis parecía la mas bizarra elección para filmar una película del
"payaso" Allen. Sin embargo Annie
Hall (1977) marcaria un hito en la carrera de ambos. Tanto así que el
realizador niuyorquino siempre ha
responsabilizado a Gordon Willis del desarrollo de su educación visual y
dominio pleno del medio y efectivamente la madurez de Allen como guionista y
narrador llega a la par con la madurez visual que la colaboración con Gordon
Willis le permitió dar a su cine. En Annie
Hall fue donde primero aparecieron muchos de los sellos visuales del cine
de Allen sobre todo las tomas largas y secuencias prolongadas en donde los
personajes entran y salen de cuadro, una concepción visual de Willis que se me
antoja muy humanista y de búsqueda de verdad. Si al personaje se le puede
escuchar, ¿ porque tenemos
que necesariamente verlo? Por otro lado la grisácea naturalidad de las escenas
en Nueva York que contrastan con las escenas sobreexpuestas de una Los Angeles
luminosa y tóxica al extremo. Y Annie
Hall sería solo el comienzo.
Interiors (1978) con su mutada, sobria y seca concepción del
color que la acercaban a las naturalezas muertas y a una realidad fotográfica
desolada e impaciente sirvió de puente exquisito para una etapa en la que el
cine de Woody Allen estuvo dominado prácticamente por el uso de blanco y negro,
algo que su colaboración con Gordon Willis le permitía desarrollar plenamente.
Si Annie Hall fue un hito en sus
carreras, entonces Manhattan (1979)
fue alcanzar una cima. Tanto Willis como Allen siempre se han referido a Nueva
York como una "ciudad en blanco y negro" y entonces decidieron darle
a una historia de corte intimista, toda la grandilocuencia y majestuosidad de
la pantalla ancha y el blanco y negro. Desde la sentida e inolvidable secuencia
inicial en donde damos un paseo por la ciudad amada por el protagonista Isaac
Davis (Allen) que fluye orgánica y visceralmente matizada por las notas de
Gershwin, a la ya mencionada escena icónica de Allen y Diane Keaton frente al
puente, al sutil y melancólico intercambio final entre Isaac y Tracy (Mariel
Hemingway) su muy joven enamorada. Manhattan
es quizás el poema visual mas hermoso y definitivo que se ha hecho sobre
dicho pedazo de la ciudad de Nueva York. Que 35 años después se siga recordando
con rabia que la película no fue ni siquiera nominada al oscar por mejor fotografía,
bueno, da rienda suelta a esa interminable garata que tenemos los cinéfilos
contra la academia de Hollywood y parece no acabarse.
De la evocación a Bergman y su cinematógrafo Sven
Nykvist en Interiors, Allen y Willis
en 1980 pasan a la evocación de otro inolvidable tándem cinematográfico el de
Federico Felllini y su director de fotografía Gianni De Venanzo en la muy
Fellinesca Stardust Memories una película
que cuesta mucho creer que fue fotografiada por un estadounidense. A Midsummer Night's Sex Comedy (1982)
representó un receso en el trabajo del dúo con el blanco y negro y aunque es
por mucho la peor película de dicho periodo en que trabajaron juntos no hay que
negar la cualidad encantadora y luminosa de un Gordon Willis que retrata al
campo de la manera mas idílica y juguetona posible.
Zelig representó otro gran logro del tándem Allen-Willis por
el cual si fue nominado el gran cinematógrafo para el oscar. Un falso
documental acerca de un hombre que fue un fenómeno para finales de los anhos
20: Leonard Zelig, el "hombre camaleón" fue un verdadero reto para
Gordon Willis al tener que copiar la iluminación que se utilizaba en los años
20 para filmar, localizar equipos antiguos y personal de laboratorio e iluminación
que hubieran trabajado en fotografía para aquel entonces. La imagen de Allen
como Zelig fue insertada a autentico pietaje de los anhos 20 en donde compartia
con figuras como Babe Ruth, Chaplin y hasta Hitler. Un proceso revolucionario
para comienzos de los años 80 que abriría camino para todas las innovaciones
que le siguieran desde Forrest Gump
al CGI. El proceso de producción fue uno arduo de casi 3 años-larguísimo en términos
de Woody Allen quien ni siquiera ahí interrumpió su ritual de una película
anual- y Willis llegó a comentar que "pensé en un momento dado que nunca
la lograríamos terminar"
La colaboración prosiguió en 1984 con Broadway Danny Rose, también en blanco
y negro y una de mis películas favoritas de Allen, que aun hoy
inexplicablemente se mantiene perennemente desconocida. Con la obra maestra The Purple Rose of Cairo en 1985 donde
Willis de manera sobria, luminosa y sentida evocó el periodo de la gran depresión
de los 30 contrastado con la nostalgia por las "comedias de
champagne" de dicha época terminó la colaboración Allen- Willis. El
cineasta niuyorquino no por nada, después de lo que llamó su "etapa de crecimiento" junto a
Willis- de quién llegó a confesar que incluso le delegaba ciertos aspectos y
decisiones importantes en las filmaciones, algo que va notoriamente en contra
de su reputación como un cineasta con control absoluto- pasó a trabajar con dos
maestros cinematógrafos que admiraba: Carlo Di Palma, director de fotografía de
Michelangelo Antonioni y el ya mencionado Sven Nykvist.
Gordon Willis continuó trabajando activamente hasta
el 1997 donde decide retirarse por problemas de la vista e
"impaciencia" como llegó a comentar el propio meticuloso artista. En
la pasada década dictó varias conferencias y clases magistrales acerca del arte
de la dirección de fotografía. La academia de Hollywood, en uno de sus acostumbrados actos de mea culpa le otorgó un oscar honorario
por sus contribuciones al arte de la fotografía en cine en los oscares del
2009. Hoy le damos gracias por sus imágenes, hoy nos recordamos mas que nunca
de ese amanecer niuyorquino en blanco y negro frente al puente de la Calle 59.
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