El festival de documentales DOC NYC celebró recientemente su cuarta edición (14 al 21 de Noviembre ) consolidándose como el más grande evento dedicado a este género en los Estados Unidos. La oferta fue variada pero por casualidad, ¿popularidad? o quizás por una predilección propia (hasta este momento inconsciente), todos los filmes que vi fueron perfiles.
El “perfil” (profile) es un estudio a fondo de una persona o grupo. Aunque comparte ciertos aspectos con las biografías, el perfil no necesariamente busca cubrir o discutir la vida completa del sujeto sino retratar instantes y eventos relevantes de ésta y conectarlos con el presente. El perfil tiende a abordar la cotidianidad crasa y ofrecer detalles jugosos que permitan delinear al personaje escogido. Busca expresar intimidad y proximidad en el lector o si es un filme en la audiencia.
He aquí los vistos:
Finding Vivian Maier (2013)
Este documental hace la clásica pregunta acerca del ruido que hace un árbol al caer en un bosque solitario. Si no hay oído que lo perciba, ¿cuanto de ruido hay en ese ruido? En el caso de este filme no se trata de árboles cayendo sino de fotografías tomadas que nadie ha visto. Siguiendo esta idea: ¿cuánto de artista hay en alguien que no expone su arte?
La historia va como sigue: John Maloof (co-director junto a Charlie Siskel), un joven historiador, buscando imágenes para un proyecto, compra una caja llena de fotos y negativos en una subasta. Fanático de la fotografía se da cuenta del valor indiscutible de las fotos tomadas por una tal Vivian Maier. El joven cual detective empieza a investigar en el Internet. La Vivian acaba de morir y van a botar sus pertenencias acumuladas en un almacén. Maloof las recupera y descubre maletas y cajas con miles de fotos (más de 100 mil) de igual calidad. Lo que sigue es un trabajo de preservación y exposición. Las fotos son unas joyas y la fotógrafa es una genio de la fotografía urbana con una sensibilidad especial para con los marginados. El chico se obsesiona y decide ir tras el rastro de Maier.
Según avanza la investigación se va dibujando un enigmático y excéntrico perfil. Vivian Maier resulta ser una mujer solitaria que trabajó como nanny casi toda su vida, que vestía como hombre, fingía ser francesa y que llevaba a los niños que cuidaba a largos paseos en los que iba tomando fotos con una eterna Roleplex en el cuello. Todo el material lo tomaba para su propio disfrute y nunca intentó divulgarlo o triunfar en el mundo del arte. Aunque podríamos pensar en una Mary Poppins fotógrafa, el documental descubre que Maier era una descuidada y a veces cruel nanny, propensa a la apatía extrema y a una perspectiva mórbida del mundo.
Como audiencia se comparte con Maloof tanto su fascinación con las fotografías, como su curiosidad por la persona detrás del aparato. El documental financiado gracias a una campaña de Kickstarter busca preservar y consolidar el trabajo de Maier para la prosperidad. Gracias a la película tenemos la oportunidad de observar una parte sustancial de su trabajo. Ya galerías y museos han empezado a mostrar su obra y se siguen generando exposiciones en muchas ciudades.
Uno de los aciertos del documental es preguntar cuanto derecho se tiene a exponer una pieza de arte si la persona que lo produjo siempre lo mantuvo escondido. ¿Es explotación o una digna valoración a la labor artística? Aunque no hay indicios de que ella buscará un éxito de este tipo, su detallado desempeño artístico y empeño archivista señala hacia esa posibilidad.
La película es además y quizás sin proponérselo una reflexión acerca de la soledad y alienación urbana. Maier es tan marginal y desamparada como sus propios sujetos. No es de extrañar que también se dedicará al autoretrato.
Is The Man Who is Tall Happy? (2013)
Michel Gondry director francés de famosos videos musicales (Beck, Radiohead, Daft Punk, The Chemical Brothers, entre otros) y de los estupendos largometrajes Eternal Sunshine for the Spotless Mind (2004) y The We and the I (2012) siempre se ha caracterizado por sus conceptos visuales originales y desbordada imaginación. Su universo tiene algo gozoso y naive como si lo hubiera producido un niño creativo superdotado. El trabajo del francés se ha mantenido estimulante y hip a través de los años por su estilo artesanal de construir kalidoscópicas secuencias incluso en trabajos menos logrados como The Science of Sleep (2006) y Be Kind Rewind (2008). Este, su más reciente filme documental es un perfil sui generis del celebrado intelectual y profesor de MIT, Noam Chomsky.
En su nivel más sencillo el filme consiste en una extensa conversación en la que Chomsky cuenta aspectos de su biografía y explica algunas de sus ideas más importantes. En un nivel más complejo Gondry reflexiona sobre el artificio del género documental, sobre la relación entre entrevistador y entrevistado y sobre el proceso de edición en el cine. En un comentario meta-cinematográfico Gondry establece que quiere evitar una falsa sensación de autoridad sobre el tema o la presentación del sujeto Chomsky y para ello se decide trabajar el proyecto a partir de la animación de dibujos hechos a mano.
Como era de esperarse los dibujos son hermosos. Las coloridas ilustraciones animadas mantienen ese estilo de caja china o de cebolla, ya característico de Gondry, en el que una capa visual devela otra capa visual, que devela otra capa visual. La animación es hipnótica, placentera e incluso meditativa. Como espectador se me hizo fácil sumergirme en la intelectualidad dura inherente a la teoría lingüística. En los momentos biográficos la animación de Gondry le brinda ternura y cotidianidad a la figura quizás seca de Chomsky; y en los momentos más filosóficos facilita entender las obtusas ideas del escritor.
Uno de los logros de la película es mostrar la posibilidad de mezclar mundos dispares y establecer diálogos originales entre disciplinas. Con mucha humildad Gondry nunca pretende estar al mismo nivel intelectual riguroso de Chomsky. Su acercamiento parte de una intención muy personal de querer entender mejor las ideas del intelectual. Chomsky a su vez se muestra muy abierto al novedoso experimento de animación y cándidamente se humaniza frente al director y la audiencia. El documental es una acertada muestra de que la academia puede y debe romper su burbuja y relacionarse bajo nuevas formas con un público de otras esferas igualmente deseosas de aprender y colaborar.
The Punk Singer (2013)
Además de los trágicos Nirvana la escena punk de los noventa en el noroeste estadounidense produjo una de las bandas más importantes del final de siglo xx. Se trata de Bikini Kill, grupo liderado por la polarizante vocalista y activista Kathleen Hanna, a quien este documental le dedica un perfil cuidado. Con Nirvana y otras bandas de esta icónica escena musical, Hanna y Bikini Kill comparten el logro de revitalizar el punk y darle vigor y edge al entonces mustio y debilucho mundo pop blanco anglosajón. Ya con esto habría que celebrar la influencia de Hanna pero su aportaciones no se limitan a su energía sónica como bien demuestra este documental.
Kathleen Hanna es una figura clave en el desarrollo del movimiento Riot Grrrl del cual BiKini Kill llevaba el estandarte. Este movimiento cultural de amplio registro (música, literatura, teoría, performance, moda y artes plásticas) reclamó un espacio para las voces femeninas en el machista mundo del arte. Las Riot Grrl realizaron un corpus artístico prolífico hecho por y para mujeres. Políticamente adoptaron una filosofía feminista y queer sin concesiones. En el caso de Hanna esto se tradujo en un cambio paradigmático en las letras de las canciones punk tratando temas traumáticos como la violación y el abuso doméstico, pero también la celebración de la mujer como ente rebelde y contracultural en sí mismo. Hanna escribió fanzines, participó en exhibiciones y en desfiles anti-moda. En el escenario defendió el derecho de expresarse sexualmente sin que esto significara un llamado al abuso, e incluso impuso una regla logística en los conciertos en la cual las mujeres iban al frente, en vez de en la periferia, creando un bloque humano de protección. Al romperse Bikini Kill, Hannah fundó, con una propuesta igualmente feroz, Le Tigre, banda punk electrónica que continuó con el legado hasta 2005.
Este perfil dirigido por la cineasta Sini Anderson reivindica la persona de Hanna, atacada y mal comprendida en la prensa de los noventa. La distancia que ofrecen los años permiten entender mejor sus aportaciones y contradicciones. Aunque con una estructura tradicional de rock-cumentary, Anderson se enfoca sobretodo en las ideologías y prácticas promulgadas por Hanna y sostiene su homenaje a partir de entrevistas a feministas y mujeres músicos que validan la influencia de la artista en la lucha de los derechos de las mujeres dentro y fuera de la música. El documental resuelve además el misterio de su desaparición por cerca de ocho años. Hanna es paciente de un avanzado y mal diagnosticado lyme desease que la obligó a retirarse. Aunque la enfermedad no le permite mucha actividad Hanna decidió regresar a la música este año con un nuevo proyecto comprometido llamado The Julie Ruin. El documental es una gran manera de aplaudir su comeback.
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