miércoles, 4 de junio de 2014

XVII Festival Cine Las Américas (Austin, 22-27 de abril, 2014)


Este año, entre el 22 y 27 de abril, Austin acogió una vez más el Festival Cine Las Américas. Un total de 63 largometrajes y 81 cortometrajes de más de treinta países compusieron la cartelera de los seis días. De aquel abanico de posibilidades, mi limitado itinerario es solo una ruta en lo que el encuentro fue y una muestra de la creciente calidad de este festival que, como afirmó su organizador Eugenio del Bosque, resulta alternativo entre tantos mega-festivales de la ciudad al traer a Austin películas de otras latitudes y de otros imaginarios que en su mayoría no llegan a las carteleras en Estados Unidos. Me enfocaré aquí solo en algunas películas, algo de cada día del festival que por diversas razones se quedó un poco más tiempo conmigo, asumiendo la imposibilidad de abarcar la diversidad de historias y estéticas presentadas en Cine Las Américas.
            La apertura del festival tuvo lugar en el Marchesa Hall & Theatre. Con casa llena, se presentó la película mexicana "Tercera Llamada", dirigida por Francisco Franco, en presencia de una de las actrices principales, Rebecca Jones. La trama de la película gira en torno a los contratiempos y dramas de una compañía de teatro y su montaje de la obra de Albert Camus, "Calígula". Una comedia ligera en la que el humor se sostiene en personajes tipo superficiales–premisa que se presenta desde el trailer de la película. El guion recurre a este tipo de humor de manera excesiva, tal vez como forma de mantener la atención ante la falta de narrativa. En realidad, ¿cuánto de profundidad puede tener la historia de un montaje que no se interna en la construcción de sus personajes? Pues, no mucha. Tercera llamada fue el toque blockbuster de Cine Las Américas y cumplió con ser una apertura bastante amigable y social para el público.
           Del segundo día del festival me quedé con los riesgos y sorpresas de la película argentina "Mujer conejo" de Verónica Chen. La historia transcurre en el barrio chino en Buenos Aires donde la protagonista Ana–de ascendencia china lejana–trabaja como parte del equipo de habilitaciones del gobierno porteño. Ana poco a poco va descubriendo los sistemas de explotación y abuso, la corrupción y la xenofobia que envuelven la migración china a Buenos Aires. "Mujer conejo" es una película que atrae por ser algo fuera de lo común: un largometraje que incorpora elementos narrativos del drama y del thriller mientras interpola una historia de fantasía animada. Chen se arriesga a contar una historia diferente al abordar la migración china en Argentina a través de un personaje de una identidad tan compleja como Ana–china para algunos, argentina para otros, ella misma cercana y distante con relación a los dos mundos. El riesgo también radica en la combinación original de medios audiovisuales y narrativos. Sin embargo, el argumento sobre la migración china que crea la película, especialmente a través de la historia de fantasía intercalada que construye una analogía entre la migración china y una plaga de conejos mutantes, le resta la complejidad a la historia que rodea a Ana y a ratos parece alimentar una lectura superficial del movimiento migratorio. El personaje de Ana es de una complejidad cautivadora–en su relación con lo argentino, con lo chino, en su relaciones sentimentales–sin embargo, la animación, recurso que llama por su originalidad, no está al mismo nivel de calidad visual y narrativa que la otra historia e inclusive inyecta ciertas conexiones que aparecen forzadas y no tan bien logradas.


            El jueves se proyectó la película peruana "El limpiador" de Adrián Saba. En esta ópera prima, Saba nos lleva a una Lima gris, una Lima con tintes post-apocalípticos. Una epidemia que no ataca a niños azota la capital peruana y permite el encuentro de un limpiador forense–un hombre que esteriliza los lugares donde aparecen las víctimas–con un niño que perdió a su madre por la epidemia. La relación entre ambos, Eusebio y Joaquín, se aborda con una sutileza magistral, que se complementa con la brillante actuación de Víctor Prada y Adrián du Bois. Aunque la película es un drama de ciencia ficción construido alrededor de esta epidemia sin antecedentes ni explicaciones, del guion se aísla todo aquello que pueda resultar caótico o acechante del escenario para privilegiar el vínculo que se va construyendo entre ambos personajes disímiles. Este acierto narrativo, se complementa con una fotografía que recurre a planos largos que revelan el vacío de la ciudad y el nivel de reclusión de sus habitantes y los contrapone a aquellos en los que como audiencia podemos entrar de manera íntima en la relación entre Eusebio y Joaquín. El limpiador fue para mí una historia inusual y una película en la que los aspectos visuales y cada detalle de las tomas hicieron un sorprendente click para acercarse a estos personajes que detrás de sus silencios esconden todo un mundo que empieza a ser revelado con un minimalismo sugestivo.

            El viernes fue para el documental y, coincidiendo con los premios de la audiencia de Cine Las Américas, mi favorito fue "Roque Dalton, ¡fusilemos la noche!" de Tina Leisch, una co-producción de Austria, El Salvador y Cuba sobre el reconocido poeta y militante de izquierda salvadoreño. De entrada, el andamiaje del documental me recordó los versos de Dalton, "Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre/ porque se detendrán la muerte y el reposo". El documental aparece como un llamado al poeta, llamado en el que la audiencia recoge sus pasos y viaja con fotografías suyas de tamaño real a descubrir la vida de Dalton en El Salvador, en Praga, en Cuba, en los diferentes espacios de su vida personal, de su militancia política y de su quehacer literario. La vida de Roque Dalton se recrea a través de testimonios de sus allegados­–parientes, amigos, amores, compañeros de lucha–pero también a través de sus poemas leídos por diferentes personas a lo largo del documental, lo que lo dota de una poética particular que expande más los escenarios en los que Dalton aparece. Leisch construye un gran homenaje a lo que Roque Dalton fue para la historia política y literaria del El Salvador y Latinoamérica, pero también presenta un recordatorio de la historia de impunidad de la guerras civiles centroamericanas de la cual el poeta salvadoreño sigue siendo una de sus víctimas.


            En el penúltimo día del festival, me impresionó el largometraje chileno "Las niñas Quispe", escrita y dirigida por Sebastián Sepúlveda. La película está basada en una historia real ocurrida en 1974 en el altiplano chileno. En ella tres hermanas, Justa, Lucía y Luciana, al recibir noticias de una nueva ley impulsada por el gobierno dictatorial de Pinochet que afectaría su estilo de vida dedicado a pastorear cabras deciden tomar una decisión trágica que dignifique su vida: el suicidio. Gran parte del guion, como explicó Sepúlveda en el conversatorio después de la proyección, está basada en lo que se conoce popularmente de la historia y en la obra de teatro "Las brutas" que escribió Juan Radrigán sobre los hechos. Sepúlveda lleva la historia más allá, al altiplano mismo, de ahí que la imaginación con la que se fue recreando–e inventando–la vida de las hermanas narrativa y visualmente sea el gran acierto de la película. Una temática que está en diálogo con otras películas chilenas como "El chacal de Nahueltoro" y que es conjugada con una exploración sobre la humanidad y una cinematografía que evoca la estética de los cuentos de Rulfo sobre el campo mexicano, hacen que la historia se desenvuelva con la lentitud necesaria para abarcar los distintos niveles complejidad del hecho trágico. Sepúlveda, apoyado en la verosimilitud que le da a la película la brillante actuación de Digna Quispe, sobrina de las hermanas, completa la historia a través de silencios y planos generales que reflejan la soledad del altiplano, la grandeza de su naturaleza, el aislamiento de sus habitantes y a través de una mirada íntima a la vida de las hermanas que permite entender la dignidad del acto final.


            Pelo Malo, de la directora venezolana Mariana Rondón, cerró el festival el día domingo y puso el broche de oro a la selección de este año. Junior, un niño que vive con su madre y su hermano de meses, tiene el pelo rizado, mal llamado "pelo malo". Para la foto del colegio quiere alisarse el pelo y vestirse de cantante, aunque su madre quiere que salga de soldado. La trama desenvuelve varios temas elaborando una historia que explora la construcción de nuestras visiones de belleza, de masculinidad, de maternidad, entre otras cosas, principalmente en torno a la relación madre-hijo. La diversidad de niveles subjetivos de la historia se transmite gracias al desarrollo profundo de los personajes principales, sostenido en las brillantes actuaciones de Samantha Castillo y Samuel Lange Zambrano. La fotografía de Pelo Malo enfatiza la introspección, pero también las relaciones intersubjetivas a través de las miradas: de afecto, de reprobación, de exploración. Pelo Malo es también una película sobre el crecimiento y sobre el papel que la represión juega en él. En ella, Rondón nos presenta una invitación a cuestionar normas y mitos, a cuestionar la visión idealizada de la maternidad, a sufrir con Junior aquellos traumas de querer ser y no poder. Sin duda, un excelente final para Cine Las Américas.


            Este año Cine Las Américas añadió a su oferta una proyección especial de las películas de Efraín Gutiérrez: "Please, Don't Bury Me Alive", "Amor chicano es para siempre" y "Run, Tecato, Run". Seguidas de un conversatorio con el director, las presentaciones fueron una oportunidad única para ver los albores del cine chicano en Texas y para dialogar con Gutiérrez sobre una parte de esta historia del cine en el estado. Un acierto de la producción del Festival para complementar la sección Hecho en Tejas y conectar este archivo en construcción con algunas de las primeras películas del cine chicano independiente.


            Muchas otras películas, algunas galardonadas dentro del festival como la colombiana Mateo y el documental peruano Sigo siendo fueron algunas pérdidas para quien escribe y quedan en la lista de los pendientes que Cine Las Américas genera. Después de todo, el trabajo de Cine Las Américas va a ser siempre ese de ser un acertado aliado en la distribución de las nuevas producciones del cine iberoamericano.

No hay comentarios: