lunes, 10 de abril de 2017

Cineastas necesarias: Relecturas históricas en ámbitos sociopolíticos, familiares y revisionistas en el cine de Isabel Coixet, Ursula Meier, Kelly Reichardt y Sarah Polley





Si hay algo que podemos afirmar en pleno 2017 en ese universo infinito que es el cine es el hecho de que ya el concepto de una mujer "cineasta" es un concepto que suena menos extraño. 122 años desde la invención del cinematógrafo de los hermanos Lumiere  y parece que es apenas desde hace demasiado poco que a la dominantemente masculina industria del cine se le antoja el concepto de una mujer cineasta como uno probable y rentable. Es algo a aplaudirse si, pero aun la igualdad de genero dentro de la industria cinematográfica a pesar de su apariencia de que lentamente se equipara, está lejos de eso.
Varios datos se acumulan: Según Martha Lauzen, directora del Centro para el estudio de la mujer en el cine y la televisión, de la universidad de San Diego que realizan anualmente un estudio estadístico sobre la mujer en la industria del cine de las 250 películas mas exitosas a nivel mundial  tan solo un 7% fueron dirigidas por mujeres, en 2015 había sido un 9%. Por otro lado en Hollywood, la omnipresente potencia del cine, el 17% de la fuerza laboral total la componen las mujeres. Se afirma que desde que dicho estudio anual de la presencia de la mujer en la industria cinematográfica se comenzó a realizar en 1998, ese 17% de la fuerza laboral femenina en el cine se mantiene intacto.
La figura de Alice Guy recientemente volvió a relucir gracias a un articulo que se volvió viral en las redes sociales. Guy fue la primera directora de cine documentada en la historia, desarrollando su carrera desde finales del siglo 19 hasta entrada la década de los 20 del siglo pasado. Luego de Guy, han surgido tantas que han enriquecido la historia del cine con sus contribuciones invaluables: Dorothy Arzner, Alicia Armstrong de Vicuna, Leni Riefenstahl, Agnes Varda, Chantal Akerman, Mai Zetterling, Elaine May, Sara Gómez, Ida Lupino, Susana Amaral, Lina Wertmuller, Margarethe Von Trotta, Maria Luisa Bemberg, Doris Dorrie, Gilliam Armstrong, Jane Campion, Euzhan Palcy, Liv Ullmann, Agniezska Holland, Sally Potter, Claire Denis, Kathryn Bigelow, Lucrecia Martel, Claudia Llosa, Fina Torres, Catherine Breillat, Maria De Medeiros, Nora Ephron, Susan Seidelman, Allison Anders, Amy Heckerling, Lynne Ramsay, Nicole Holofcener, Marjane Satrapi, Samira Malhkabaff, Penny Marshall, Nancy Myers, Rose Troche, Martha Coolidge, Nancy Savoca, Penelope Spheeris, Miranda July, Nicole Garcia, Agnes Jaoui, Barbra Streisand, Julie Taymor, Antonia Bird, Niki Caro, Iciar Bollain, Helena Taberna, Maria Ripoll, Mary Harron, Debra Ganik, Deepa Metha, Mira Nair, Sofia Coppola, Barbara Kopple, Kasi Lemmons, Maiween, Valeria Sarmiento, Asia Argento, Kimberly Peirce, Jill Soloway, Susanne Bier, Jodie Foster, Marleen Gorris, Marina De Van, Ana Lily Amirpour, Andrea Arnold, Rebecca Miller, Lone Scherfig, Lisa Cholodenko, Ava DuVernay, Julie Dash, Marielle Heller, Lisa Langhset, Lorene Scafaria, Valerie Faris, Shari Springer Berman, Dunia Ayaso, Samantha Taylor Johnson, Catherine Hardwicke, Mimi Leder, Leslye Headland, Patty Jenkins, Karyn Kusama, Paula Markovitch,  Joan Chen, Valeria Bruni-Tedeschi, Pepa San Martin, Lucia Puenzo, Mariana Rondón, Lynn Shelton, Gillian Robespierre,  Jennifer Kent, Julia Solomonoff, Florence Jaguey, Mariette Monpierre, Melanie Laurent, Emmanuelle Bercot, Paulina Ortiz, Leticia Dolera, Gabriela Cowpertwhaite, Amma Assante, Maren Ade...en fin no están todas las que son y viceversa. Todas cineastas que han hecho cine memorable e influyente de alguna manera u otra, dentro de la rama del cine narrativo. Algunas muertas, otras en activo. La gran mayoría de ellas a pesar de su prestigio con una filmografía de apenas un par de títulos. Con grandes dificultades para sacar sus proyectos adelante a pesar de éxitos comerciales y de critica y sendos premios alcanzados. Parecen batallón pero si se compara ese muestrario con el abrumador dominio masculino  por 122 años y la batalla constante que todavía es para muchos grandes estudios y fuentes financieras el convencer que una mujer puede estar a la cabeza de una película, resulta un grupo diminuto. Todas ellas además de esa problemática en común tienen la valía de su trabajo, el haber revolcado el avispero del cine- y seguirlo haciendo- y a través de sus aportaciones y particulares visiones del mundo hacer del arte cinematográfico uno constantemente evolutivo y enriquecido por ello.


Para muestra del panorama actual y reciente del cine realizado por mujeres traigo a consideración como ejemplo el trabajo de 4 cineastas todas escritoras y directoras, entiéndase autoras totales de sus proyectos, gestoras de imparables y particulares universo femeninos, universales, humanos, revisionistas y urgentes.
La mas veterana de las 4 es Isabel Coixet, realizadora catalán, ha realizado 11 largometrajes de ficción, 4 documentales y 9 cortometrajes. Su filmografía la ha realizado tanto en su nativa España como Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Japón y Francia entre otros destinos. Su cine es uno intimista pero de claras preocupaciones sociopolíticas y globales enmarcadas dentro de espacios cerrados y narrativas en donde la pareja es el eje central. Su quinto y quizás mejor largometraje: The Secret Life of Words (2005) es probablemente la mejor prueba de su crisol global/intimista. La historia de una refugiada de la guerra de los balcanes Hanna que acepta un trabajo de enfermera en una lejana torre de petróleo en la costa de Islandia cuidando a Josef un trabajador de la torre que sufrió graves quemaduras en un accidente de trabajo. El silencio que Hana le exige a Josef como parte de su labor mientras sana de sus heridas y cuida de el se va rompiendo lentamente, en parte por la persistencia de Josef en conocerla mas pero también por la necesidad de Hana de algo mas imperativo que el escape de sus recuerdos y su pasado: el sanar las heridas de dicho pasado. 

Hana cura las heridas físicas y palpables de Josef pero las suyas visibles e invisibles que dejó la que es todavía una de las guerras de tiempos recientes mas misteriosas para nosotros en nuestro hemisferio no son tan fáciles de sanar. Josef a su vez fue a trabajar a la lejana torre buscando escapar de una fallida relación pero su dolor, enorme según sus estándares parece diminuto al lado del de esta sobreviviente no solo de la guerra sino del abuso sexual que la misma trajo a su vida. En una de las escenas mas conmovedoras del cine de lo que va de siglo, Hana muestra las cicatrices producto de su violación. A su vez que presenciamos una terrible confesión de violación y las heridas de Hana se vuelven palpables junto a su dolor a su vez presenciamos lo que el cine siempre nos ha vendido como el momento mas hermoso y sublime de una película: el momento en que nace la historia de amor. Josef se enamora perdidamente de Hana pero esta desaparece de la torre de petróleo y Josef cuando junta las suficientes fuerzas visita a una figura de su pasado que le recomienda que la deje tranquila, que algunas heridas no cierran y sanan tan palpablemente como las suyas. Pero parece inevitable que una historia de amor que a su vez actué como proceso de sanación salga de ahí. Coixet apuesta a convertir el literal proceso de sanación en uno metafórico y a la vez posible. En donde a partir de la confrontación con el horror personal y universal de una guerra se haga posible el proceso de sanación, y afloren segundas oportunidades de vida. Coixet apuesta al amor como herramienta principal para sanar. Pero reconoce que dicho proceso no esta exento de la confrontación con las heridas, a su vez haciendo un comentario sobre la pertinencia del tema la dificultad del proceso de sanación de sobrevivientes de guerra y de  como es un tema - por falta de empatía, enajenación o descuido social en general- visiblemente ignorado por la sociedad actual. Coixet lo denuncia enfáticamente pero a la vez abre la puerta a la concientización del tema y a la esperanza que mujeres como Hana puedan encontrar algún día su felicidad o algo parecido a la misma.


Ursula Meier, cineasta franco suiza, tiene 2 largometrajes, 1 documental, 1 película para televisión y 4 cortometrajes a su haber. En sus dos largometrajes a su haber: Home y Sister Meier se ha enfocado en el ámbito familiar de familias " particulares" o no convencionales, pero no lo suficientemente desprovistas de amor y empatía como para llamarlas disfuncionales. En Home (2008) encontramos de entrada una situación particular: una familia perfecta: padre, madre, 2 hijas y  1 hijo en diferentes estados de la adolescencia que viven una idílica existencia lejos del mundanal ruido en una casa que ubica al costado izquierdo de una autopista que lleva cerrada por 25 años. La rutina familiar es una que parece desprovista de tensiones que irán aflorando a lo largo del largometraje al cada miembro de la familiar ser diametralmente opuesto y lidiar de forma muy distinta con la nueva realidad en su vida: el anuncio de que la autopista cerrada volverá a abrirse, situación de la que se enteran por la radio ya que nadie va a la casa a avisarles ni siquiera a desahuciarlos. Nadie mueve un pelo por salir del hogar que la familia ha construido a lo largo de su vida juntos. Meier acentúa la actitud imbatible de la familia de permanecer allí a la vez que lleva la narrativa a sus ultimas consecuencias con la casa literalmente cayéndoseles encima, quebrando literalmente las tensiones primero metafóricas y luego muy palpables que amenazan con la descomposición de su unidad familiar. Sin dejar en ningún momento de mostrar compasión, humor y cariño por sus personajes Meier desafía y cuestiona lo que moralmente es reconocido como familia unida y hogar como conceptos. Hogar es un espacio palpable, físico o construido? Querer aferrarnos a un espacio físico va a determinar la funcionalidad de una unidad familiar? Enfrentarse al mundo y salir de la burbuja que hemos decidido crear junto a nuestros seres queridos para enajenarnos de la realidad es algo posible, honesto, saludable? Meier nos enfrenta a dichos argumentos tan intensos, pertinentes y debatibles en clave de comedia y con uno de los argumentos mas descabellados, originales y divertidos del cine narrativo reciente.


Kelly Reichardt, cineasta estadounidense con 6 largometrajes de ficción y 3 cortometrajes a su haber, además de escritora y directora es la editora de sus filmes. Sus 6 largometrajes son increíblemente diversos en cuanto a temática y estilos mostrando su capacidad para abordar lenguajes  disimiles bajo una estética particular. En Reichardt la exploración y el revisionismo de ciertos géneros cinematográficos tradicionales y dominados por visiones estéticas masculinas domina sus propuestas. 


Su cuarto largometraje, Meek's Cutoff (2011) resulta provocador y fascinante de entrada por la nocion con la que nos asalta: un western dirigido por una mujer. Reichardt se pone al frente del genero quizás mas quintaesencialmente testosteronico de la historia del cine para darle su particular vuelta de tuerca. Meek's Cutoff no posee la estructura clásica de la trama que domina el genero. Es mas bien un estudio de personajes y su entorno, enfocándose en un grupo de pobladores nómadas que transitan en una "diligencia" por un desierto devastado por la sequia en el Oregon del 1845 buscando agua potable y un posible lugar de asentamiento. Narrando siempre desde el distanciamiento, Reichardt devela poco a poco los comportamientos individuales de los componentes del diverso grupo. Meek el autoimpuesto líder de la caravana es un personaje sacado de western clásico: es el hombre rudo, violento, alcohólico y que se cree mas que nadie siendo en el fondo poco menos que un imbécil ignorante. En los tres matrimonios que componen el grupo las mujeres parecen ser las fuerzas dominantes , pero no se les da participación ni voz ni voto en las decisiones grupales. Los hombres se dan cuenta gradualmente que Meek el supuesto líder es un farsante que no tiene idea de hacia donde van. Un indígena, el único ente nativo y conocedor de esas tierras que se les aparece en camino podría llevarlos a buen destino y es aquí que una de las mujeres, Emily, la mas verbal y proactiva de las tres mujeres insiste en que el aborigen es la única manera de que podrían salvarse y llegar a un destino concreto. Reichardt mantiene el relato siempre ambiguo y a través de puntillosas alegorías visuales comenta acerca de la desigualdad de genero en lo que fue el proceso de los asentamientos humanos en el oeste estadounidense. Un proceso que no fue inclusivo en torno ni a la mujer ni a los pobladores nativos de dichas tierras. Un proceso de desigualdad que en el siglo 21 aun continua y se manifiesta en proyectos nefastos como el gasoducto que pretenden construir en tierras indígenas en Standing Rock en Dakota del Sur. 

A pesar del revisionismo tanto en forma como en contenido que Reichardt plantea, cuando la película fue estrenada en 2011 y a pesar de una recepción critica abrumadoramente positiva. Todo lo que se escribió acerca de la película parecía mas concentrado en el hecho de que una mujer dirigiera una película enmarcada dentro de un genero "masculino" que en la doble discusión revisionista de genero que la cineasta quería suscitar.


Sarah Polley  cineasta canadiense con 2 largometrajes de ficción, 1 documental y 2 cortometrajes a su haber era una de las mejores actrices de su generación, antes de su debut como directora en 2007 ya había acumulado una abultada filmografía como actriz . Termino con ella esta pequeña revisión de cineastas autoras del cine actual con el único documental que escogí para la muestra. Stories We Tell (2013), mas que un documental es un ensayo cinematográfico altamente personal en donde Polley que se pone a si misma al centro del relato cuestionándose  la nocion de lo que es la historia familiar y como se reposiciona, se cuestiona, reinventa y transforma según la persona que la cuenta, la escucha y la vuelva a contar. La historia entonces pasa a ser para Polley un proceso personal en el que no hay ni puede haber una sola manera de contar, explicar o justificar un mismo hecho. Polley convierte en cine la jornada mediante la cual descubre y entra en contacto con un padre biológico que nunca había conocido ni conocía de su existencia en contraste con el padre que la crió. Y en el proceso también descifrar el enigma y gran vacío de una madre ausente, muerta por un cáncer fulminante en enero de 1990 dos días después de Polley haber cumplido 11 años. El desliz amoroso del cual fue producto su nacimiento, la historia de sus padres y sobre todo de su madre y el porque de tantas interrogantes que la madre desde su tumba nunca podrá definitivamente contestar es un proceso en el que Polley envuelve a sus hermanos, sus parientes y a su padre biológico y de vida. Su mayor logro es quizás como mas allá de un ejercicio psicológico impenetrable, Polley logra hacer de su jornada una accesible y constantemente fascinante al revolcarse en ese terreno de reconstruir la memoria familiar. Al adentrarse en ese vacío de la especulación y el filtro personal que informa constantemente las relaciones humanas y lo que dejan: ese legado de acciones y palabras que son los que perpetrarán nuestro lugar en este universo una vez ya no estemos físicamente en el.
El trabajo de estas 4 cineastas es uno necesario. De todas ellas es quizás Coixet la que por su veteranía tiene los medios y la oportunidad constante de llevar a cabo todos sus proyectos. Las películas en cuestión todas han contado con actores y equipos de trabajos prestigiosos y reconocimiento internacional. Aun así estas cineastas tienen dificultades para realizar sus proyectos y no pueden vivir totalmente del cine. Kelly Reichardt ha logrado que las principales casas productoras del cine independiente de Estados Unidos financien y estrenen sus proyectos pero en sus propias palabras: "tengo que esperar a que hagan 2 o 3 películas dirigidas por hombres para que hagan otra mía". Sarah Polley anunció recientemente que su próximo proyecto será uno de televisión y dicho medio junto a las plataformas sociales de streaming ha servido para que muchas cineastas reconocidas sigan trabajando y vigentes para una industria como la del cine que sigue empeñada en arrinconarlas a pesar de lo mucho que la enriquecen de tantas maneras posibles. No es suficiente con que trabajen en televisión, las queremos en la pantalla grande también. Y sobre todo al menos yo espero que llegue el día mas pronto que tarde que el cine dirigido por mujeres deje de ser considerado como tal para ser llamado simplemente: CINE


(Ponencia leída el 5 de abril del 2017 como parte del Undécimo Coloquio de las Mujeres en el Recinto Universitario de Mayaguez)











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