viernes, 19 de diciembre de 2008
Lake Tahoe y Los Bastardos: ¿clan Reygadas?
Eimbcke, el realizador de la aclamada Temporada de Patos, regresa ahora a la pasada edición del festival del “Nuevo Cine Latinoamericano” con una nueva película: Lake Tahoe. En ella nos cuenta la historia de Juan, un chico flaco de dieciséis años que cocha el carro de su casa. Se lanza a la ciudad en búsqueda de alguien que lo ayude a arreglar su auto. En el camino conoce a varios personajes de muy pintorescos carices, entre ellos Don Heber, un viejo mecánico cuya única compañía es Sica, un perro bóxer; Lucia, una joven madre de quince años que trabaja en un abandonado centro de piezas mecánicas, y David, un joven mecánico obsesionado con Bruce Lee. A través del encuentro de Juan con estos personajes, se va creando un perfil más completo del verdadero su conflicto que sucede en la película, un conflicto familiar que no pienso revelar aquí para no joderles la historia.
A simple vista, puede ser una historia bonita y sencilla -y lo es-, pero va más allá de esto, profundiza de una manera muy sutil, no perfecta, dentro del conflicto real y grande de Juan. Esta sutileza, que a mi entender debió haber sido mejor trabajada, es su mayor logro, porque debajo de la historia que vemos, la explícita, en la que se hace mayor hincapié, es que se encontramos lo que importa realmente: la historia cifrada, la parte del iceberg que no vemos, diría Piglia de Hemingway.
En mi opinión personal, Eimbcke con Lake Tahoe perdió mucha de la frescura de Temporada de patos, y no solo eso, perdió también “su voz” en la mimesis estilística con la que realizó su película. Tanto esta película como Los Bastardos, transitan por márgenes estilísticos muy ceñidos y parecidos a los de Carlos Reygadas. En esta película se optó por una narración muy distante a los personajes -a diferencia de Temporada de patos-. Solo por momentos, y de manera muy imprecisa, se acercó a los personajes. Debo aclarar que no estoy en contra de la narración distante, me encanta Haneke, Roy Anderson, y La luz silenciosa de Reygadas, pero creo que hay que saber utilizar esta manera de narrar. Por ejemplo, Haneke -un cineasta que lo sabe muy hacer bien-, utiliza la distancia mesuradamente, y para obtener, en la mayoría de las veces, una narración irónica, rica en sugestión. Pero la historia de Lake Tahoe no era una historia para contarse con tanta distancia, o más bien, con tanta imprecisión. La cámara estúpidamente se acercaba a los personajes en momentos insignificantes incluso que no funcionaban ni como tiempos muertos. (Los tiempos muertos no moverán la trama, pero si funcionan para llenar de matices a los personajes, para llenar de significados, símbolos, raíces, ambientes, pero en esta película muchos de los tiempos muertos estaban más muertos que muertos). Entonces, la cámara tan cercana en estos no era funcional reamente. Sin embargo, los two shots en la película siento que fueron los mejor logrados porque la cámara, siempre a su distancia, lograba crear vínculos muy interesantes entre los personajes, y muy eficaces en esto de despertar emociones en el espectador. Los two shots me involucraba pero hubo algo en la peli que me sacaba, me distanciaba aún más de lo que ya lo hacía con sus planos paisajistas. Eso era la irrupción de pantallas en negro. Admito que era interesante en un principio y que muchas veces era genial y muy oportuno, pero la realidad es que funcionaron dentro de la peli como un hipo o como un estornudo que la obligaba al proyector a cercar los ojos cuando debían estar abiertos. En algunos momentos, funcionaban estos negros para ocultar defectos de dirección que terminaría transformándose en horribles jumpcuts. Por momentos los creí súper oportunos porque llegaban de manera tan precisa que me obligaban a pensar en los que acababa de ver –como sucede en pelis como My life to live, de Goddard o Deadman de Jarmush-, y con mi propio pensamiento me hacían involucrarme. Con estos negros, y la ayuda del sonido, se llegó a crear una visualización de la elipsis muy interesante. Esto fue una de las cosas más ingeniosas de la película, lástima que no fue efectiva en la mayoría de las veces.
Dentro de los aspectos técnicos, hay algunos que están mejor realizados que otros, como la fotografía por ejemplo. Fotografiada por Alexis Zabé, ex-profesor mío en la EICTV, Lake Tahoe nos muestra con mucha sencillez la manera en que el uso de la luz natural le adhiere realismo a los planos, algo excelentemente logrado en I, peli en la que Alexis había trabajado consiguiendo resultados impresionantes. Los planos abiertos, capturados con ópticas anamórficas hechas en la unión soviética, nos muestran grandes detalles de las locaciones, la caída de las sombras duras del sol de Yucatán y una paleta de colores moderada. En su gran mayoría los planos son distantes, bastante fijos, y con uno que otro movimiento de cámara inoportuno. La edición es sencilla, rigurosamente limitada por muchísimos planos abiertos, hieráticos, donde el tránsito de los personajes imprimía un ritmo interno que no se podría romper ni variar en montaje. El sonido fue prístino, eso sí, muy sencillo, pero muy eficaz y sugerente en algunas de las pantallas negras que se dejaron en edición.
Concluyo diciendo que Lake Tahoe fue una de las pelis que más me gustaron de este anémico festival, y solo espero que la unión entre Eimbcke y Reygadas, no venga en detrimento del desarrollo de un estilo personal en este joven cineasta mexicano.
Por otro lado tenemos Los bastardos, trabajo de Amat Escalante. Esta es la historia de dos inmigrantes mexicanos en la ciudad de Los ángeles. Los dos deambulan con una bolsa negra por la mañana, hasta que más tarde, junto a otros emigrantes latinos, logran conseguir un trabajo clandestino y temporal, en una sierra de las afueras de la ciudad. Trabajan casi todo el día asentando los cimientos de una casa de un gringo. Una vez terminan el trabajo y cae la tarde, los dos hombre vuelven a deambular por ahí. En un parque son víctimas de la discriminación de un grupo de blancos, pero ellos prosiguen con su errático. Mientras tanto vemos la relaciones disfuncionales de una familia muy pequeña de los suburbios: una madre divorciada, adicta al crack, y su hijo rebelde y DJ. El chico se va y la mujer se queda sola. Es en ese momento en que entran los “bastardos” y sacan de la bolsa una escopeta. Mantienen a la mujer prisionera de su propia casa por largo rato, sometiéndola a su poder. Los tres luego comienzan a experimentar con las drogas de la madre, lo que a la larga termina determina el desenlace de la película, que tampoco pienso comentárselo, por eso de no joderlos.
Me sorprendí cuando vi el primer plano de la película. En él veía un plano muy general en el cual veíamos a los dos inmigrantes pateando una bola en un zanja inmensa mientras el sol sale. Los vemos a lo lejos, se acercan y se acercan y se acerca y la cámara únicamente cortan –después de un panning- los hombres salen de la zanja. ¿Referente más evidente? El primer plano de Luz silenciosa, pero sin su belleza y poesía. Lo primero que hice al ver ese plano fue preguntarme por qué. ¿Sería que me quería adentrar en un paisajismo de tiempos lentos desde un principio, o quizás me preparaba la distancia para con sus personajes? No quería creer que fuese una simple emulación de Reygadas, pero de cierta forma, al menos en algunos planos, si lo era. Pero sin llegar a alcanzar la fluidez y organicidad de la puesta en escena de Reygadas.
Escalante pareció seguir a pie de letra estatutos del propio cine de Reygadas, como el uso de no-actores, o mejor dicho, actores no profesionales. Esto me parece que en muchas partes de la película funciona muy bien, como en la parte en que los inmigrantes están esperan que algún camión se acerque a la esquina donde están ellos para darles trabajo. Aquí el trabajo adquiere una frescura casi documental, por la naturalidad de los diálogos y las acciones simples de los personajes. El problema era cuando los parlamentos representaban una carga a la naturalidad de sus no-actores. Esto es el caso de la escena en la que uno de los bastardos habla por teléfono. Aquí su voz monótona, muerta, le hace notar todas las costuras y rompe con la ilusión. Pasa igual con las escenas en la que vemos a la madre en algún momento de mucha tensión y de carga discursiva. Los parlamentos representan para la no-actriz, un espacio para hacer descargar todos los modismos que pudo haber adquirido viendo televisión y malas películas.
En momentos en la película se perciben decisiones tomadas por el realizador solo por el simple hecho de ser arriesgados y no porque realmente lo pidiera la película misma. Esto es el caso particular de unas escenas nocturnas en las que “vemos” a los personajes caminar por una calle. Esta escena rompe con la uniformidad que la fotografía había logrado, quizás en un intenso por forzar al espectador a ver en la oscuridad como es en el caso de Honor de caballería –una película muy estimada por Reygadas-.
Quizás resulte más claro para el espectador ávido el homenaje que le hace a Haneke. Hay planos muy parecidos y la historia de cierta manera termina siendo una reacción intertextual. En lo personal, Los bastardos es como si Reygadas hubiese querido hacer Funny Games. Y no me mal interpreten, la película es buena, pero carece de voz propia. Es un tributo.
Es interesante que tierras mexicanas den frutos tan alternativos como estos realizadores, pero también es preocupante que estos cineastas pierdan su verdadero su voz tan temprano. Pero quizás me equivoco y no están perdiendo nada. A lo mejor estamos ante el nacimiento de un movimiento nuevo, de la burguesía azteca radicada en Europa y hace películas solo para festivales avant gard: el movimiento Reygadas. Que no lo engañen mis palabras. A pesar de todo, me parecen interesantes sus películas y me encanta la última. Simplemente, todo me parece muy sospechoso.
martes, 16 de diciembre de 2008
A rehearsal of heaven, o Rachel Getting Married
No analizaré minuciosamente (ni chemióticamente) el estilo tan particular de dicho director en esta pequeña reseña. Sí diré, no obstante, que hasta sus películas más serias en contenido gozan de un elemento lúdico ineludible. De ahí que películas como The Truth About Charlie (2002) —más un ensayo acerca del imaginario de la Nouvelle Vague que un filme de acción y suspenso—sean bastante incomprendidas. Dicho sea de paso, a mi parecer, esta película está lejos de estar entre sus mejores obras, pero no por eso resulta menos interesante.
Sin embargo, lo genial de Rachel radica en el connubio tan orgánico que logra Demme entre una intensidad diegética á la Cassavetes y una forma tan juguetona como el Godard de Bande à part (1964). Es decir, el director presenta una historia en la cual cada diez minutos existe una nueva razón para sollozar, a la vez que, literalmente, disfrutamos del “fiestón de los fiestones” (la boda que da nombre al filme) a través de escenas que de pronto parecen sacadas de un video musical. No es mera casualidad que ocasionalmente veamos a un personaje (el soldado) tomando un video casero de la actividad—formato en si alusivo a la estética del filme—, cuyo pietaje se intercala en muchas ocasiones con el de la película misma. En ese sentido, se nos presenta una obra cuya forma parece el “comic relief” de su contenido.
Si esbozamos ligeramente la trama, veremos en la superficie el arquetipo de un melodrama mexicano: Kym, interpretada por Hathaway, sale de un centro de rehabilitación para usuarios de drogas a reencontrarse con su familia, quienes le dan los últimos toques a la preparación de la boda de su hermana Rachel (Rosemarie DeWitt). En la casa, encontraremos una gama de personajes excéntricos, compuesto por amigos y allegados de la familia, en su mayoría músicos que a mayor o menor grado cumplen un rol en la boda. El evento que da nombre a la cinta, claro está, sirve de pretexto para adentrarnos en la psiquis de una familia que reprime a flor de piel una nefasta experiencia del pasado: la muerte de uno de los suyos—resultado a su vez de una convivencia, que debemos inferir, de antemano era insaludable y la cual produjo, por consiguiente, la eventual disolución de la armonía del núcleo familiar.
Todo esto, como dicho antes, retratado con la mirada juguetona e idiosincrásica de un lente que no se cierne necesariamente a las acciones de sus protagonistas, y que prefiere, en su lugar, realizar una exploración casi naturalista del comportamiento de los invitados y del fenómeno cultural que todavía hoy día es una boda. Por fortuna—o será más bien por obra de Demme—, tanto las actuaciones como la puesta en escena realista evitan el característico sobre-sentimentalismo que hubiese desechado, como ya sugerí, a Rachel por la borda del melodrama fácil.
Llama la atención la escena larga del brindis prenupcial, que lejos de aburrida resulta muy amena—confieso: muchas veces me encontré con una estúpida sonrisa, casi al borde de decir “ay que lindoooo”, como si fuera hermana mía la que se casaba. Cabe mencionar que dicha escena será punto clave en el resurgimiento de la vergüenza ajena que poco a poco irá trastocando el “bienestar” de la familia, inevitablemente lanzándolos de nuevo al desastre—punto de origen de, entre otras cosas, la mirada agridulce del padre, Paul, excelentemente caracterizado por Bill Irwin[i].
El filme acierta en no posicionarse a favor de un personaje u otro; ninguno exhibe una moral implacable. Por contrario, la historia provee espacio para un poco parodiar cada uno de éstos: los celos que repetidamente afloran de Rachel vis á vis su hermana; el deliberado comportamiento errático de nuestra protagonista; el amor enfermizo de un padre que no ha superado su pasado; la falsa compostura de una madre (Debra Winger) que aún sufre los estragos del pasado y se resuelve huyendo perenne del problema que siempre arrastrará—quizá esto último vale para toda la familia.
Una utopía multicultural
Por otro lado, Rachel es mucho más que una tragicomedia familiar. Como en cintas anteriores, Demme construye un panorama social de convivencia cuasi idílica en un mundo que ha asimilado su multiculturalismo más allá de un intento hipócrita de tolerancia:
“Así me imagino es el cielo, todo el mundo junto. Así es el cielo y este un ensayo”—parafraseo las expresiones de la suegra de Rachel en el brindis.
Claro, nos referimos al mundo externo de la familia. Resulta llamativo, pues, que lo que pudo haber sido en un momento dado la ‘Picture-perfect-WASP-picket-fence familia” de Kym, haya transmutado de su subyacente estado disfuncional a formar lazos mucho más saludables en la entremezcla desinteresada de razas.
¿Qué posibilidades se nos plantean? ¿Es una movida genuina la de la familia, una conclusión lógica de su inherente bondad? ¿Será, en cambio, una manea de expurgar su pasado a través del bien máximo que sería abrazar la diferencia como estilo de vida? ¿O será un saludo de Demme a los “cambios” sociales (políticos/ideológicos) que parecen avecinarse, con la reciente elección de un candidato igualmente multicultural en ascendencia?
Bueno, no sé si nuestro director peque de tan extremo optimismo, ciertamente, la película demuestra lo contrario. Pero no debemos negar que la película, sin llegar al nivel de explotarla, enfatiza una visión de mundo más inclusiva e integral, una visión que dista mucho del individualismo característico del personaje de la madre, quien por su forma de ser reverbera la dinámica familiar que pudo haber sido la norma. De este edén de culturas da fe la banda sonora tan dinámica y ecléctica, pero tan bien acoplada que entreteje Jonathan Demme—un amplio repertorio musical, que va desde una versión a capella desde Neil Young, hip-hop, batucada, hasta el propio hijo del realizador tocando guitarra…you name it.
Bueno, por ahora no doy para más. Excelente guión (Jenny Lumet), fotografía, actuaciones…en fin, una joya. Ojalá y todas las bodas fueran las de Raquel…
[i] Dato que llama la atención para los fans de Sesame Street: Irwin, el veterano y galardonado histrión, era uno de los Mr. Noodles que salía en la sección de Elmo. Sehr interessant!
jueves, 11 de diciembre de 2008
Golden Globes
Best Motion Picture – Drama
The Curious Case Of Benjamin Button
Frost/Nixon
The Reader
Revolutionary Road
Slumdog Millionaire
Best Performance By An Actress In A Motion Picture – Drama
Anne Hathaway - Rachel Getting Married
Angelina Jolie - Changeling
Meryl Streep - Doubt
Kristin Scott Thomas - I've Loved You So Long
Kate Winslet - Revolutionary Road
Best Performance By An Actor In A Motion Picture – Drama
Leonardo Dicaprio - Revolutionary Road
Frank Langella - Frost/Nixon
Sean Penn - Milk
Brad Pitt - The Curious Case Of Benjamin Button
Mickey Rourke - The Wrestler
Best Motion Picture – Comedy Or Musical
Burn After Reading
Happy-Go-Lucky
In Bruges
Mamma Mia!
Vicky Cristina Barcelona
Best Performance By An Actress In A Motion Picture – Comedy Or Musical
Rebecca Hall - Vicky Cristina Barcelona
Sally Hawkins - Happy-Go-Lucky
Frances Mcdormand - Burn After Reading
Meryl Streep - Mamma Mia!
Emma Thompson - Last Chance Harvey
Best Performance By An Actor In A Motion Picture – Comedy Or Musical
Javier Bardem - Vicky Cristina Barcelona
Colin Farrell - In Bruges
James Franco - Pineapple Express
Brendan Gleeson - In Bruges
Dustin Hoffman - Last Chance Harvey
Best Animated Feature Film
Bolt
Kung Fu Panda
Wall-E
Best Foreign Language Film
The Baader Meinhof Complex (Germany)
Everlasting Moments (Sweden/Denmark)
Gomorrah (Italy)
I've Loved You So Long (France)
Waltz With Bashir (Israel)
Best Performance By An Actress In A Supporting Role In A Motion Picture
Amy Adams - Doubt
Penelope Cruz - Vicky Cristina Barcelona
Viola Davis - Doubt
Marisa Tome - The Wrestler
Kate Winslet - The Reader
Best Performance By An Actor In A Supporting Role In A Motion Picture
Tom Cruise - Tropic Thunder
Robert Downey Jr. - Tropic Thunder
Ralph Fiennes - The Duchess
Philip Seymour Hoffman - Doubt
Heath Ledger - The Dark Knight
Best Director – Motion Picture
Danny Boyle - Slumdog Millionaire
Stephen Daldry - The Reader
David Fincher - The Curious Case Of Benjamin Button
Ron Howard - Frost/Nixon
Sam Mendes - Revolutionary Road
Best Screenplay – Motion Picture
Simon Beaufoy - Slumdog Millionaire
David Hare - The Reader
Peter Morgan - Frost/Nixon
Eric Roth - The Curious Case Of Benjamin Button
John Patrick Shanley - Doubt
Best Original Score – Motion Picture
Alexandre Desplat - The Curious Case Of Benjamin Button
Clint Eastwood - Changeling
James Newton Howard - Defiance
A. R. Rahman - Slumdog Millionaire
Hans Zimmer - Frost/Nixon
Best Original Song – Motion Picture
“Down To Earth” — Wall-E
“Gran Torino” — Gran Torino
“I Thought I Lost You” — Bolt
“Once In A Lifetime” — Cadillac Records
“The Wrestler” — The Wrestler
Buenas noticias...la presencia de Vicky Cristina Barcelona (Rebecca Hall yeah!!!!), Anne por Rachel, Burn After Reading, Happy Go Lucky, Milk, Wall E, Kristin Scott Thomas- me dicen q la peli esta cabrona-...Slumdog Millionaire la vere pronto y les dire...Benjamin Button sigo pensando q se ve como una peli de Tim Burton hecha por Fincher y q no puede ser mejor que Zodiac, estrena en 2 semanas asi q la vere pronto tambien...lo de Dark Knight era esperado pero igual, no le daria ningun premio...el amor a Ron Howard es siempre esperado y el trailer para Frost/Nixon se ve bien...aunque de solo pensar q una peli de Ron Howard pueda gustarme- aunque yo soy fan de The Paper- me da escalofrios....y ahora si, aparte de Colin, WTF con Tom Cruise? estos Golden Globe son mas sowseros