miércoles, 19 de marzo de 2014

Dear Mr. Blockbuster (aka “a very large high-explosive bomb”),

Santurce, 19 de marzo de 2014

Estimado Mr. Blockbuster de Hollywood:

Antes que todo quisiera agradecerle por muchos años de jubiloso compartir. Mi feliz tiempo de párvulo me resulta hoy día inconcebible sin la presencia de joyas como E.T. the Extra-Terrestial (1982), The NeverEnding Story (1984) y All Dogs Go to Heaven (1989), entre otras películas tan alegres como tristes que informaron mi niñez. Tuvo también la gentileza de acompañarme durante esa época tan rara y tan precisamente llamada adolescencia, cuando me la pasaba recitando par coeur el diálogo de Wayne's World (1992) y The Crow (1994), o repitiendo cualquier película del año dorado de Jim Carey --Ace Ventura: Pet Detective(1994), The Mask (1994), Dumb and Dumber (1994)-- hasta la saciedad, o creyéndome el más nihilista de los nihilistas vía Fight Club (1999). Gracias. Por todo eso, gracias.

Ahora bien, en la presente época, o mejor, en la actual era del remake --si se me permite-- cabe preguntarle, con toda la deferencia que usted merece, Mr. Blockbuster: ¿Por qué carajos no coge vergüenza y sigue el ejemplo de los mexicanos Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón? Recientemente tuve el privilegio de ver Pacific Rim (2013) en el televisor 3D de un amigo, pues me la había perdido en la pantalla grande, y la sonrisa que a duras penas intenté evitar durante el filme me remontó a aquella convivencia alegre a la que aludo al principio de la carta. Había experimentado la misma sensación meses antes cuando fui a ver Gravity (2013) al cine, también en formato tridimensional. Ellos dos, al parecer, tienen el tacto que ya usted carece.

Usted siempre se ha jactado de que lo único que vende es lo que la gente 'quiere', y que lo único que la gente 'quiere' es ‘entretenimiento’. Sin embargo, la mayoría de sus películas me aburren. Porque si de cine comercial hablamos -–y este es su métier, Sr. Blockbuster--, el despilfarro de explosiones y los golpes a granel sin ton ni son no me parecen tan entretenidos sin una narrativa que los sostenga. (Pensándolo mejor, con suficiente alcohol en la sangre The Expendables (2010) resulta bastante cómica. En especial, el magistral lloriqueo de Mickey Rourke en su monólogo dramático. ¡Bravo Stallone!)
Reconozco, no obstante, que usted lo intenta: que en ocasiones le ha dado rienda suelta al talento e imaginación de Gore Verbinski, mas éste ha abusado de su confianza; que usted no necesariamente se responsabiliza ni solidariza con los nauseabundos planos de Michael Bay, aunque le sigue soltando billetes; y que afortunadamente ha delegado algunas de las franquicias más queridas por el público a los habilidosos J.J. Abrams y Joss Whedon, so pena de muerte bajo la mano de sus propios fanáticos. Pero reitero. Le imploro, Mr. Blockbuster. Hágale más caso a mis amigos Guillermo y Alfonso. Ellos sí saben realizar una película de las que usted favorece, con todo y clichés y narrativas "straightfoward", sin llegar a esa actitud suya tan condescendiente, en el sentido más anglosajón de la palabra. Alfonso, quien se llevó el merecido Oscar en la última ceremonia, le recordó a la industria que un buen filme puede durar tan sólo 90 minutos. ¿Me podría explicar, entonces, esa tendencia suya, Mr. Blockbuster, al kilometraje, específicamente en películas que no precisan de tal duración? Yo no lo entiendo. ¿Y qué hay de la acción? La puesta en escena de acción de del Toro, por ejemplo, efectivamente se distancia de la loquera de Bay y compañía, acercándose más a la sobria inteligibilidad de las secuencias que logra James Cameron, en las cuales podemos discernir la información que provee el plano sin desorientarnos ni dejar de asombrarnos. Con todo y eso, del Toro tampoco cae en la trampa ideológica de atisbos pro-imperialista que se tiende el propio Cameron en muchas ocasiones.
A pesar de la violencia inherente al género en el cual se predica Pacific, la batalla entre monstruos alienígenas y humanos --el gran pretexto de todo el filme-- nunca se trasmuta al "America, fuck yeah" que nos ha legado su obra, Mr. Blockbuster, desde Independence Day (1996) para acá. Del Toro, en cambio, enfatiza, más allá del inevitable maniqueísmo de su historia y de la superficialidad de los diálogos (otro requisito suyo, Mr. Blockbuster), que la clave para la supervivencia de la humanidad radica en el esfuerzo solidario y colectivo por encima de todo, así como en otra época lo hiciera Robert Wise con su maravillosa The Day The Earth Stood Still (1954). Y no sé de usted, Mr. Blockbuster, pero yo prefiero esa lección, por boba que pueda parecer, al militarismo incauto al que nos tiene tan mal acostumbrados.  Está bien, Mr. Blockbuster, a fin de cuentas es cuestión de gusto. Ok, I get it. No le pido que haga una película solo apta para intelectuales. De hecho, Pacific Rim y Gravity están muy lejos de serla. Mucho menos le pido que toda la cartelera que usted ofrece se entalle a mi medida, pues con echar un ojo a mi "track record" en cinecero sería ingenuo de mi parte esperar a ese godot y para eso ya existen milagritos como aquel titulado Nebraska (2013). Quizá lo que le pido es un poco de prudencia de su parte. Porque no todo lo que es fórmula tiene que ser malo. Atentamente, Charlie P. D.:  Aunque reconozco que esto no es lo suyo, Mr. Blockbuster, échele un vistazo a este proyecto de uno de nuestros compañeros. Ojalá y se anime. http://www.indiegogo.com/projects/the-sound-of-ill-days

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