miércoles, 13 de marzo de 2013

La ficción del documento



La cita era para las 8:00pm y el studio de Sofía Gallisá en Fort Green, Brooklyn, empezó a llenarse de amigos puertorriqueños. Eramos cerca de diez. Habíamos sido convocados por la cineasta y profesora, Lynne Sachs. Lynne quería saber nuestras historias de cama, grabarlas y estudiarlas. Sofía, su colaboradora, confiaba en nuestro poder narrativo y extrañezas, de ahí la invitación.

La discusión fue entretenida y alegre. Se habló de dormir rodeado de almohadas por todas partes, de intolerancia al ruido, de estar envuelto en sábanas como momias, de pelearse por el lado de la cama con la pareja, de idiosincracias de limpieza; loqueras y rituales de cada cual al momento de acostarse.

Una semana después me enteré que aquel encuentro había sido una audición y que tres de nosotros (Veraalba Santa, Pedro Leopoldo Sánchez y yo) habíamos sido seleccionados para participar en el proyecto de Lynne, Your Day is my Night. En mi caso como escritor.

Una vez me reuní con Lynne me informó que simultáneo a nosotros un grupo de chinos fueron igualmente entrevistados/audicionados para el filme que se empezaba a gestar: un documental híbrido acerca de las camas itinerantes en los apartamentos de Chinatown. Parte de mi tarea era ir con ella a realizar nuevas entrevistas con los seleccionados. Mi misión sería la de co-escribir unos monólogos basados en lo escuchado.

“My way of filmmaking is all about process – Tell me who you are and I’ll tell you what I’m trying to do and let’s work on something together. I was taken by a Chinatown activist to the Lin Sing Association on Mott Street, where he told me I could find willing performers. Most of Lin Sing’s members are retired, so they have time. I happened to come during a karaoke contest. The place was packed. I said I am auditioning – as a documentary filmmaker I usually say I’m interviewing – I am making a film about beds. I didn’t explain any more than that. About 40 people signed up to come to audition and 26 people showed up. Working with a Chinese translator, I interviewed every one of them but I only asked them about one thing. I said, “Do you have any interesting stories about beds in your life? Did you ever have to share a bed? Did you ever live in a really crowded apartment where there were many beds? I taped the interviews with these 26 people. It ended up that seven people actually had these stunning and haunting stories to tell me.“
-Lynne Sachs on Asian Cinevision
Cinema Spotlight: Your Day is My Night

Las historias de los siete chinos, cuatro hombres y tres mujeres, se distanciaban bastante de lo que había escuchado o contado con los puertorriqueños. En sus historias no había mucho espacio para celebrar la cotidianidad o las selecciones de comodidad. Todas estas historias remitian a pasados devastadores, separaciones familiares, traumas, violencia y eventos horribles que finalmente llevaban a experiencias de inmigración. La mayoría como hijos de comerciantes fueron sacudidos de mala manera por la revolución. Debieron abandonar el país. En una primera instancia el hacinamiento en Chinatown, New York, tenía la pinta de progreso.

“Interestingly, the disturbing stories that you hear in the film surprised Jenifer Lee, one of our translators. She’s from Taiwan originally and she said that she’d never heard about so many terrible things happening as early as the 1940s in China. Things like gangs breaking into someone’s house and beating up parents in front of their children. People were not really talking about this kind of violence in history very much. Still, most of our performers did bring their kids to the show. To me, this is important, because they were proud as performers and a lot of them wanted to reveal their tragic stories to their own families.” Ibid.


En esa primera etapa de atento escucha en pos de un texto se me presentaron varios retos. Primeramente andar a ciegas en el laberinto idiomático en el cual me había metido. Los entrevistados solo hablaban mandarín. Sus historias pasaban por el sedazo de una traductora. Sabía que algo siempre se me escapaba: un matiz, una entonación, un comentario de doble sentido, quién sabe. No había manera de identificar los aspectos emotivos del habla o de corroborar cuán fiel era la traductora.

De este escuchar sin referencia yo tomaba notas en inglés que luego condensaba y le daba algo de tono cinemático. Lynne escribía por su cuenta y luego yo editaba ambos textos en una versión casi final. El proceso se invertía y se les hacía una traducción en mandarín para que ellos se aprendieran o improvisaran, como terminó siendo el caso, a partir de sus monólogos. En todo ese recorrido de capas lingüísticas se quedaba la sensación de un algo incomunicado, lost in translation.

El siguiente reto consisitió en introducir a los personajes puertorriqueños de Veraalba y Pedro en el mundo de Chinatown. Lynne no estaba interesada en repetir el proceso de filtrar la realidad y contar una versión estudiantil y artística del inmigrante en NY. Su interés era el de crear una ficción acerca de unos boricuas de clase baja que terminan viviendo entre estos señores chinos. Los personajes servirían como catalizadores para las historias chinas. La película era tanto un propuesta documental como un invento de ficción. Había que nadar en ambas aguas.

Muchas preguntas surgieron: ¿Cómo manejar la yuxtaposición de ambos acercamientos? ¿Cómo serle fiel a la cruda historia china? ¿Cómo mantener una credibilidad con estos puertorriqueños de la ficción? ¿Deberíamos enfocarnos también en las dificultades de la emigración puertorriqueña? ¿Es este filme el foro indicado para ello?

El trabajo con Lynne propone retos muy interesantes pero rara vez conclusiones o métodos fáciles. Su acercamiento como cineasta da muestra de su visión poética del mundo. Una visión personal y de referencias eclécticas que toma tiempo descubrir, pero estimulante y sui generis sin duda. Su proceso fílmico señala a las prácticas de directores como Jean-Luc Godard o Terrence Malick quienes privilegian la improvisación actoral y visual y la intertextualidad. Fue en la misma filmación y posteriormente en la sala de edición donde se fueron tomando las decisiones de tono, construcción narrativa y de utilización de los textos. En la película se mezclan escenas actuadas con momentos puramente documentales como una boda china y un talent show en una centro comunal de Chinatown.

Los monólogos chinos los mantuvimos bastante fieles a los datos recibidos por los actores. Se agilizaron y sintetizaron en una prosa coloquial que podía encajar en cualquier situación. En un inicio escribimos ciertos rodeos literarios que demostraron no ser necesarios para comunicar sus historias. El poder de las anécdotas era suficiente. Mientras menos adornos mejor. Los personajes cuentan sus historias mientras cocinan, comen, tejen, tocan el piano, dan un masaje, ven una película en la laptop o simplemente estan tirados en sus catres. La cámara explora sus rostros y partes del cuerpo desde muy cerca y se sumerje en los distintos objetos del apartamento. La visual es tanto íntima como claustrofóbica. Esto fue tanto una decisión estética de los cinematográfos como una necesidad traída por las circunstancias espaciales. La narrativa visual en Your Day is My Night es tan importante como la palabra hablada y en muchos momentos incluso más evocadora.

“Because of the tight quarters, some parts of your body cannot move. What you can move more freely is your hands. In this circumstance the performer’s hands became two bodies. They are interesting and sculptural. So we tried to use the hands and the sheets as two kinds of landscapes. From the very beginning this was a visual plan we had. I always wanted the sheets to become like caverns, to have a feeling of adventure over the sheets. There was one shot of Mr. Huang’s pink sheet right after his first monologue. I wanted it to feel like the Grand Canyon, or the Steppes in Eurasia, something very far out there.” Ibid.


Los personajes puertorriqueños fueron más difíciles de componer y sostener en el filme. Como no estaban basados en datos reales se les inventó una vida. Lourdes, el personaje de Veraalba, trabajaba como empleada en un Ikea arreglando camas (showroom beds). Carlos, su hermano (Pedro) había muerto en un accidente de carro pero ella se lo imaginaba por todos lados cargando una planta de moriviví. Lourdes se va de Puerto Rico tratando de escapar de su propia angustia (la muerte de su hermano, una madre opresiva) pero algo de su motivación queda ambigua. Su proceso como inmigrante es históricamente menos trágico aunque advertimos que vive perdida tratando de encontrar un ancla. Lourdes, quien también es bailarina y escritora, se muda a Chinatown buscando conocer una cultura lejana a la suya. Sentirse despatriada es su manera de encontrar su esencia como persona.

Creo que con Lourdes alcanzamos construir una historia rica en matices, tipo novela de aprendizaje, pero desarrollarla, contar todos esos detalles, significaba alejarse del tema principal que motivaba a Lynne: las camas itinerantes; el Chinatown oculto y hacinado. Dejar que el personaje moviera la trama era hacer otra película teniendo a la comunidad de Chinatown como trasfondo secundario. Ese no era el balance que se buscaba entre ficción y documental. Aunque se filmaron muchas escenas acerca de Lourdes y Carlos, poco a poco Lynne y Sean Hanley, cinematógrafo, co-editor y productor, las fueron extirpando (la historia sobre Carlos fue eliminada por completo, por ejemplo) para mantener el foco del filme y una duración adecuada.

“Originally the film was a little bit more narrative. For example, we had this whole part where Mr. Huang disappears, because Lourdes originally tries to get him out of Chinatown after he claims that he never leaves. They walk across the Manhattan bridge and she says: “I have to go to work”. When she leaves to go to work, he’s never seen again. It didn’t work in the film. It turned it into a narrative film that had a forced story and people judged it on the acting.” Ibid.


A pesar de este proceso de eliminación, el personaje de Lourdes cumple una función importante: crear un puente entre el apartamento y el exterior, un afuera que va más allá de la comunidad de Chinatown y de la generación de los protagonistas chinos.

“One thing that I didn’t want to happen in this film was to portray either the shift-bed houses or Chinatown as isolated enclaves that didn’t exist anywhere else… I wanted to say that in 21st Century America, life is more porous. People have accidental interactions that affect them, and so I felt like bringing in not just another language, but also another person with a slightly different immigration experience, would add to that conversation. I also felt that for an audience, it broke the snowglobe feeling of “I’m looking in, but I cannot go in.” That would imply that Chinatown was a kind of hermetic space. So I thought that by having a new person in the apartment who’s a little bit wide-eyed, who wanted to learn from her older “roommates”, we could offer the audience the opportunity to become more involved.“ Ibid.

Durante año y medio mientras se editaba la película Lynne regresó con Sean varias veces para filmar tomas ambientales y a veces pequeñas escenas extras. En una de estas escenas se logró acceso a un apartamento repleto de camas itinerantes. La landlady y algunos inquilinos se dejaron filmar y hablan cómodamente con Huang, el cantante de bodas, uno de los personajes más curiosos del reparto. Esta escena es de las más impresionantes por la tristeza y resignación que esta manera de vivir trae a los implicados.

Ese juego entre escenas orquestradas y escenas documentales culminó con unas tomas en que se filmó a los protagonistas chinos en uno de los performance del “work in progress”. Estas tomas por tener iluminación teatral y movimientos del tai-chi tienen un aspecto surrealista siendo a la vez un registro híbrido entre ficción y documentación de las actividades del grupo.

“Far into our production, as I was documenting one of our live performances, I thought “This is really expressive and totally non-verbal, why aren’t we using it in the film?” Again, the idea, the process, revealed itself, whereas the more plot driven story was what I was forcing on them. It was artificial. So I took out all of that and allowed the film to become more improvisational and intuitive. This switched everything. We spent a year editing the other way and then just threw it all out when we realized how lucky we were to work with people so confident about their bodies, very willing to go on the stage and move freely. They had that ability and confidence.”
Ibid.


Mi presencia en la etapa de post-producción fue mínima y se limitó a verificar unos subtítulos para una escena en español. No fue hasta que el filme estreno el pasado 24 de febrero en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa), en que finalmente vi entrelazado todos los niveles de escritura audiovisual. El filme tiene una cualidad atmósférica y voyeur que lo acerca más al género del documental aunque ciertamente es una propuesta híbrida y con una estética muy trabajada.

Me sorprendió como decantar la palabra hablada ayudó al ritmo de la película. Los monólogos pueden considerarse islas dentro del tema-archipiélago de las camas y la vida en Chinatown. Con las capas de traducción y la improvisación de algunos diálogos desapareció la autoría o los trucos de estilo. El personaje de Lourdes terminó encajando muy bien como ese ojo externo dentro de las circunstancias. Las escenas estrictamente visuales no dejan de crear un texto pero este se manifiesta desde unas instancias poéticas y emotivo-arquitectónicas. Sin carecer de narrativa, Your Day is My Night no alardea de grandes peripecias sino de una observación cuidada al cotidiano de los personajes. Nunca victimiza sino que reconoce y valida la presencia de los por lo general anonímos habitantes de este barrio nuyorkino.

Nota:
Lynne Sachs labora en el medio fílmico y en el del video. Otras facetas de su trabajo incluyen instalaciones y proyectos para la red. Su obra explora la relación intrincada que existe entre la observación personal y las experiencias históricas. Su estilo entrelaza poesía, collage, pintura, política y complejos diseños de sonido. Los filmes de Lynne se han presentado en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Festival de cine de New York, el Festival de cine de Sundance y el Festival internacional de cine de Buenos Aires. Lynne enseña cine y video experimental en la Universidad de Nueva York y vive en Brooklyn.

Para más información visitar: www.lynnesachs.com

Para entrevista completa visitar:www.asiancinevision.org/cinema-spotlight-your-day-is-my-night/

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