miércoles, 19 de febrero de 2014

Convocatoria para el Seminario Flaherty



Desde hace 60 años, el Seminario Flaherty ha sido un espacio vital de reflexión acerca del cine documental y sus múltiples formas. El mismo consiste de una semana intensa donde un grupo íntimo de cineastas, críticos, académicos, curadores y otros comparten decenas de películas y tienen la oportunidad de dialogar directamente con los creadores de estos trabajos para ir desarrollando ideas comunes acerca de un tema particular definido anualmente así como de ideas más generales acerca del cine y la ficción.

Este año el seminario examina el estado actual del documental y sus transformaciones mientras se traslada entre la galería de arte, el cine y la pantalla interactiva. Los programadores de este año proponen una búsqueda de los elementos centrales del documental que lo sostienen en una época de cruces de géneros y medios. "¿Qué puede revelar un enfoque radical, Godardiano de la forma del documental sobre las políticas, poéticas y éticas de crear medios hoy día?" preguntan los organizadores en su descripción del seminario que dará lugar este junio próximo.

Compartimos esta invitación a participar del Seminario Flaherty de 2014 a tiempo para solicitar a su programa de becas profesionales al que puede solicitar aquí. La beca está abierta para todo tipo de cinéfilos, desde curadores establecidos hasta artistas emergentes y la fecha de entrega es el próximo 3 de marzo.

Para aprender más sobre el Seminario Flaherty, visite su página www.flahertyseminar.org

7 RAZONES PARA VER “TRUE DETECTIVE”




No es cosa nueva en esta época, el encontrar en la televisión propuestas mucho más interesantes que en la pantalla grande. Esto ha pasado con muchas series. Por mencionar algunas, están las ultra conocidas: Breaking Bad, Homeland, Hanibal, Sopranos, Juego de Tronos… etc, etc.
Admito casi con pena, que me gustan. Me parecen comparables con cualquier película. Tienen esa cualidad cinematográfica tan difícil de explicar que tanto adoro. Pero la verdad, me joden muchoooooo. Odio quedarme enganchado a ellas, sobre todo después de la decepción de fuckin´ Homeland, y de estar hasta los huevos de Walte White.
Siento que las series me quita el tiempo de ver una película. La culpabilidad del cineasta, dice la gente. Podria verse a una serie como un matrimonio, un pacto sacro que te obliga a llegar al final hasta que la muerte nos separe. En cambio una peli es un affair, un amor de verano, una chispa que siempre te va a dejar en la boca el sabor inmortal de un incendio que lo arrasó todo. Uy que poético. Habiendo dicho todas estas barbaridades, voy a hablar de una serie que me gusta mucho: True Detective.

LA HISTORIA, LA IDEA DE LA SERIE:
True Detective abarca 17 años en la vida de dos detectives Hart (Harrelson) y Rust (McConaughey), quienes en 1995 comenzaron una investigación sobre el extraño crimen de una prostituta en Louisiana, que fue encontrada con una cornamenta de ciervo en la cabeza (casi una macabra broma de un hipster). La narración de la historia comienza en el 2012 cuando ambos personajes, ahora ex detectives, son interrogados por otros dos policías sobre el crimen de esa prostituta, y otras mujeres de la región durante la década de los 90. A través de las preguntas y los testimonios de Hart y Rust, se reconstruye el caso que ambos investigaron, así como el pasado de ambos personajes.
La idea de la serie es que cada temporada gire en torno a nuevos personajes, nuevos casos. Es decir, que con cada temporada se producirá una renovación de la misma. En lo personal, esto lo agradezco mucho, en el sentido de que podría abandonar la serie fácilmente, no como con Homeland y Breaking Bad, en los cuales a pesar de ya estar hasta los huevos de los personajes, solamente por el hecho de querer contestar a la pregunta “qué pasara?”, seguía enganchándome temporada tras temporada. En fin, con True detectives puedo ver el primer Season y ya está, se corta por lo sano. Esto me encanta! Es casi un affair.

LA DUPLA: NIC PIZZOLATTO – CARY FUKUNAGA:
Es un junte extraño este ente Pizzolatto y Fukunaga. Ambos son conocidos pero no pertenecen a los grandes nombres del mundillo de las series. Pizzolatto, el guionista de la serie, es un joven novelista norteamericano, conocido en el mundo audiovisual por haber escrito algún episodio de otra serie, The killing. Realmente, éste es más conocido por su trabajo literario (muy inclinado a la novela negra). Por otro lado, Fukunaga es un talentoso director joven de California. Entre sus trabajos más conocidos están: Sin Nombre y Jane Eyre. Estos dos trabajos son prueba de su amplio registro de trabajo. Creo que por eso sería difícil encasillarlo.
Se podría decir entonces que con True Detective estamos ante un trabajo que mezcla perfectamente, la construcción narrativa de la trama y de los personajes, propia de la literatura, con las propiedades intrínsecas de la construcción del hecho cinematográfico, del cine. Todo esto envuelto por una calidad estética muy notable, con una complejidad en los personajes que los hace sobre todo humanos. Y esto es lo que engancha en la serie. No hay una gran trama pero sí grandes personajes.  
  
LA CABECERA DE LA SERIE:

La cabecera en sí es una obra de arte. Las imágenes  son sugerentes, oscuras y ominosas, y  se elevan con la canción Far From Any Road de The handsome Family. Esta sencuencia te sumergen en un ambiente oprimente y macabro. Cumple perfectamente con su propósito de meter al espectador inmediatamente en su mundo tétrico. No creo que haya otra melodía que pueda darle tantas alas a la imagen de este comienzo. Es una melodía sencilla, muy folk, que se suspende sobre una voz lejana que dice:

“Her looming shadow grows/Hidden in the branches of the poison creosote/She twines her spines up slowly/Towards the boiling sun/And when I touched her skin/My fingers ran the blood”

RUSTIN “RUST” COHLE (MATTHEW McCONAUGHEY):


Por muchos años subestimé a Matthew McConaughey. Nos tenía acostumbrados a sus papeles en películas como Sahara, The Wedding Planner, How to Lose a Guy in 10 Days, en fin, todas esas mierdas. Muchos dirán que él pudo haberse vuelto más selectivo en sus papeles con Mud o Paperboy o Killer Joe, pero en mi caso, mi visión sobre McConaghey cambió a partir de Tropic Thunder. Era un personaje corto, como el de The Wolf of Wallstreet, con el que brilló como brillan los grandes actores.
Aquí en True Detective, construye un personaje ateo, muy cerebral, que sufrió la pérdida de su hija cuando trabajaba en Texas. Él usa su raciocinio, sus ideas filosóficas, para oculta su lado más humano, quizá porque es en éste donde habita el dolor de la muerte de su hija. Por lo tanto, es en este mismo acto de evitar, de no mencionarlo, en donde se vislumbra la humanidad de este personaje: un hombre que evita sentir su propio dolor porque lo trae de vuelta a la realidad y lo expulsan de su mundo de ideas. En esta situación, el trabajo se vuelve una obsesión, obsesión con la que colma su propia soledad, su vacío. La habilidad de McConaughey para construir este personaje pesimista, enfermo del existencialismo más feroz, es magistral, sobre todo porque en todo momento, irradia verdad. Es decir, se transforma en su propio personaje.

MARTÍN HART (WOODY HARRELSON):

Por otro lado, Woody Harrelson lleva a cabo un personaje que en apariencia se muestra más humano que el de McConaughey. A pesar de ser un hombre de familia, un hombre cristiano, Hart es un hombre que sigue sin obstáculos sus impulsos más primitivos y sexuales. Todo lo contrario a Rust. Se encuentra entre el amor de dos mujeres: su mujer Maggie (Michelle Monagham) y su amante Lisa (Alexandra Daddario). Ambas mujeres lo desequilibran y lo único que parece devolverle el balance y centrarlo es su trabajo, la investigación del asesinato de la prostituta. A pesar de esta función que posee su trabajo, éste mismo lo aturde, lo afecta en su vida personal; lo hace tener una relación distante y tensa con su mujer, por lo que a la larga termina buscando a su amante para que ella le de lo que Maggie carece. Es así como Hart termina cayendo en un loop del que parece no poder salir. Harrelson construye cómodamente este personaje, muy cercano a otros que ha realizado en el pasado, pero lo hace a partir de sus debilidades humanas y del choque constante con Rust.  

EL PLANO SECUENCIA DEL CÁPITULO 4:
Este plano secuencia lo tiene todo! Todos los valores de plano posibles, ritmo, movimiento y  quietud. Está hecho así para incrementar la tensión e intensidad de este momento en el capitulo. Hay que verlo.

EL PASO DEL TIEMPO:
El paso del tiempo es un elemento muy llamativo en esta serie. Si pensá
ramos la historia de manera cronológicamente quizá la imagen pueda ser más clara. Tanto Hart como Rust llegan a ese punto de inició de todo en 1995 ya cargados de un pasado que lo ha marcado. Rust intentó contruir una familia pero está se destruyó con la muerte de su hija. Por otro lado, Hart tiene una familia que en apariencia está bien, pero cuya realidad es otra. Las cosas no funcionan y nunca funcionaron con sus suegros y las cosas con Maggie no van bien.
Ahora, lancémonos al 2012. Han pasado 17 años desde la investigación. Ninguno de los dos sigue siendo policía, tampoco son amigos, y no es que antes hayan sido tan amigos. Ambos personajes son hombres a los que les ha dado una buena paliza el tiempo. Es cierto que el tiempo pasa por todos nosotros, nos cambia, pero en esta serie es muy interesante ver por cuales rutas se dirigieron sus vidas después de aquella investigación; ver los cambios en sus caras, en sus maneras de actuar, de ver la vida. Hart está más calvo, evidentemente su matrimonio no sobrevivió sus errores, pero a pesar de esto, parece haber ganado algo de sabiduría, y no luce del todo mal, hasta ha ganado algo de elegancia. En cambio Rust es todo lo contrario. Más que un ex policía parece un camionero retirado que todo lo que hace es beber six-packs de cervezas. Su discurso existencialista sobre la vida sigue allí, pero ahora se urde a través del cinismo más acido. Ambos personajes han cambiado, y es evidente que en ese cambio se encuentra la marca de aquel momento que los unió, aquel asesinato en el que unos cuernos de ciervo coronaban la cabeza de una prostituta.   


miércoles, 5 de febrero de 2014

Dos mujeres solas: Diana y Gloria


En el pobre filme de Oliver Hirschbiegel “Diana” recuenta los últimos dos años de la vida de la princesa de Inglaterra, ya muy lejos del cuento de hadas de su matrimonio con el príncipe de Gales. La película no tiene nada que se semeje el interés que generó “Downfall” el famoso filme del director que nadie dede perderse. Sin embargo, presenta lo que puede ocurrir con la fama y cómo la familiaridad pública de una persona puede entorpecer su vida.
Diana (Naomi Watts, en un papel que debió de haber sido de Nicole Kidman, su íntima amiga) es presa de su fama. Rodeada de multitudes constantemente y acosada por la prensa vive también un mundo que aún la reclama por su encanto y su verdadero interés en los oprimidos y los enfermos. Veíamos ese aspecto de su carácter en cómo se relacionaba con una gama impresionante de personas alrededor del mundo. Cualquier viaje que tomaba, cualquier pronunciamiento que hacía era transmitido de esquina a esquina del globo. Era, como dicen en la película muchas veces, la mujer más famosa del mundo. 

A pesar de esto era una mujer solitaria. Impedida aún por sus deberes (o contratos) con la casa real, no se podía permitir aventuras callejeras que demostraran su lado frívolo, ni podía participar de eventos que no fueran tamizados por los veladores del protocolo monárquico. Simultáneamente era una mujer que se fue rebelando poco a poco y liberalizando sus ideas, su enfoque social, y sus sentimientos. Muy a pesar de esto, este filme de diálogo pésimo, que convierte en trivialidad cualquier cosa que pueda haber sido sublime de la relación de la ex princesa con Hasnat Kahn, con un cirujano cardíaco, sí permite que percibamos su soledad. Hay momentos en que nos cuestionamos algunas cosas en la pantalla que quieren hacernos ver que Diana andaba por las calles de Londres sin rumbo, como una colegiala enamorada. Que fuera con peluca negra a escuchar jazz con su novio no es sorprendente; lo que lo sí lo es que tuviera que disfrazarse para poder vivir su vida. 

Una pregunta que queda, luego de ver el capricho (?) del guión de que su relación con Dodi Fayed era para poner a Kahn celoso, es porqué se sentía atraída Diana a hombres no cristianos. ¿Estaba tan aislada o repudiada por la iglesia anglicana como por la realeza? Nada de esto es explorado por el filme. Tampoco su relación con sus dos hijos, que se reduce a una escena de despedida de los dos príncipes. De hecho, ni siquiera la soledad está examinada con profundidad en la cinta. Tal parece que el propósito de la película era únicamente atraer a la audiencia que adoraba a Diana. Todos, sin embrago, se quedaron en sus casas.

Tan sola pero con más libertad está Gloria (Paulina García) en el filme homónimo del chileno Sebastián Lelio. Vi el filme en Madrid en una sala abarrotada de mujeres que tal vez estaban solas también. Gloria está divorciada y se ha convertido en asidua visitante de clubes para adultos solteros, ya bien sean divorciados o viudos, tal vez hay también un grupo de imposibles, y por eso están solos. Como suele suceder, conoce a alguien: Rodolfo, un oficial retirado de la marina que está separado de la mujer. Comienzan una relación. Gloria se siente tan sola que se aferra de lejos a su hijo, que no parece tener una onza de inteligencia, mucho menos grandes sentimientos, y de su hija que quiere irse de Chile para estar con su novio. A diferencia de Diana, Gloria es una mujer anónima que tiene algunos amigos pero no mucho más. 

El filme es notable por la naturalidad con que se tratan los desnudos frontales tanto de hombre y de la mujer, ninguno de los cuales clasifica para premios a los mejores cuerpos. Se aprecia la valentía sencilla del director y los actores a mostrar las imperfecciones que, de todos modos, la cámara suele ocultarnos cuando se trata de los jóvenes. 

La soledad de Gloria la lanza a tener una vena posesiva que es contraria a las realidades que vive y a la situación del hombre de quién se ha enamorado. Sus exigencias la van arrinconando sin que se dé cuenta a la esquina de una situación casi insostenible. Sin embargo, por primera vez está en control de lo que ella quiere. Es ella la que determina los pasos a tomar, es ella la que con frecuencia inicia los momentos sexuales que le placen. Tiene, dentro de su aislamiento emocional, la certeza de que sabe lo que quiere y lo que está haciendo. Tanto así que no le importa tener una aventura breve con un desconocido que acaba de conocer en una barra en un hotel de lujo en un centro turístico. 

La evolución de la soledad de Gloria va hacia la liberación de su ser, a la culminación de estar en control de sus emociones y no depender de refuerzos externos tales como los vaivenes de un hombre que puede o no unirse a ella en una relación permanente. 

El filme tiene un buen guión y cierta ironía que nos permite aceptar lo que a veces es la irracionalidad de Gloria. Lo más importante de la película, sin embargo, es la Paulina, como dirían en Chile. Una mujer de rostro agradable que conserva muy bien los encantos de la madurez y cuya personalidad atraviesa la pantalla y nos atrapa en su red, uno aprecia a Gloria al mismo tiempo que se reserva la opinión adversa sobre algunas de sus andanzas y exigencias. Su venganza de las hazañas de Rodolfo, muy bien interpretado por Sergio Hernández, es una mezcla de imprudencia ilógica y acertada revancha. En vez de él marcarla a ella, ella lo Marca, con mayúscula, a él. Es un vuelco moderno a la idea de quién es el que sufre los resultados de affaires transitorios en la sociedad actual. La venganza le sirve de catarsis a Gloria y, aunque aún está sola, ahora sabe mejor como confrontar lo que le espera, y lo celebra con gran alegría y júbilo mientras tocan la canción que lleva su nombre. Es un final alentador e instructivo para todos los solitarios de más de... cierta edad.