No
es cosa nueva en esta época, el encontrar en la televisión propuestas mucho más
interesantes que en la pantalla grande. Esto ha pasado con muchas series. Por
mencionar algunas, están las ultra conocidas: Breaking Bad, Homeland, Hanibal,
Sopranos, Juego de Tronos… etc, etc.
Admito
casi con pena, que me gustan. Me parecen comparables con cualquier película. Tienen
esa cualidad cinematográfica tan difícil de explicar que tanto adoro. Pero la
verdad, me joden muchoooooo. Odio quedarme enganchado a ellas, sobre todo después
de la decepción de fuckin´ Homeland, y de estar hasta los huevos de Walte White.
Siento
que las series me quita el tiempo de ver una película. La culpabilidad del
cineasta, dice la gente. Podria verse a una serie como un matrimonio, un pacto
sacro que te obliga a llegar al final hasta que la muerte nos separe. En cambio
una peli es un affair, un amor de verano, una chispa que siempre te va a dejar
en la boca el sabor inmortal de un incendio que lo arrasó todo. Uy que poético.
Habiendo dicho todas estas barbaridades, voy a hablar de una serie que me gusta
mucho: True Detective.
LA HISTORIA, LA IDEA DE LA
SERIE:
True
Detective abarca 17 años en la vida de dos detectives Hart (Harrelson) y Rust (McConaughey),
quienes en 1995 comenzaron una investigación sobre el extraño crimen de una
prostituta en Louisiana, que fue encontrada con una cornamenta de ciervo en la
cabeza (casi una macabra broma de un hipster). La narración de la historia comienza
en el 2012 cuando ambos personajes, ahora ex detectives, son interrogados por
otros dos policías sobre el crimen de esa prostituta, y otras mujeres de la
región durante la década de los 90.
A través de las preguntas y los testimonios de Hart y
Rust, se reconstruye el caso que ambos investigaron, así como el pasado de
ambos personajes.
La
idea de la serie es que cada temporada gire en torno a nuevos personajes,
nuevos casos. Es decir, que con cada temporada se producirá una renovación de
la misma. En lo personal, esto lo agradezco mucho, en el sentido de que podría
abandonar la serie fácilmente, no como con Homeland y Breaking Bad, en los
cuales a pesar de ya estar hasta los huevos de los personajes, solamente por el
hecho de querer contestar a la pregunta “qué pasara?”, seguía enganchándome
temporada tras temporada. En fin, con True detectives puedo ver el primer
Season y ya está, se corta por lo sano. Esto me encanta! Es casi un affair.
LA DUPLA: NIC PIZZOLATTO –
CARY FUKUNAGA:
Es un junte extraño este ente Pizzolatto y Fukunaga.
Ambos son conocidos pero no pertenecen a los grandes nombres del mundillo de
las series. Pizzolatto, el guionista de la serie, es un joven novelista
norteamericano, conocido en el mundo audiovisual por haber escrito algún
episodio de otra serie, The killing. Realmente, éste es más conocido por su
trabajo literario (muy inclinado a la novela negra). Por otro lado, Fukunaga es
un talentoso director joven de California. Entre sus trabajos más conocidos están:
Sin Nombre y Jane Eyre. Estos dos trabajos son prueba de su amplio registro de
trabajo. Creo que por eso sería difícil encasillarlo.
Se podría decir entonces que con True Detective estamos
ante un trabajo que mezcla perfectamente, la construcción narrativa de la trama
y de los personajes, propia de la literatura, con las propiedades intrínsecas
de la construcción del hecho cinematográfico, del cine. Todo esto envuelto por
una calidad estética muy notable, con una complejidad en los personajes que los
hace sobre todo humanos. Y esto es lo que engancha en la serie. No hay una gran
trama pero sí grandes personajes.
LA
CABECERA DE LA SERIE:
La
cabecera en sí es una obra de arte. Las imágenes son sugerentes, oscuras y ominosas, y se elevan con la canción Far From Any Road de The handsome Family. Esta sencuencia te
sumergen en un ambiente oprimente y macabro. Cumple perfectamente con su propósito
de meter al espectador inmediatamente en su mundo tétrico. No creo que haya
otra melodía que pueda darle tantas alas a la imagen de este comienzo. Es una
melodía sencilla, muy folk, que se suspende sobre una voz lejana que dice:
“Her
looming shadow grows/Hidden in the branches of the poison creosote/She twines
her spines up slowly/Towards the boiling sun/And when I touched her skin/My
fingers ran the blood”
RUSTIN “RUST” COHLE (MATTHEW McCONAUGHEY):
Por
muchos años subestimé a Matthew McConaughey. Nos tenía acostumbrados a sus papeles
en películas como Sahara, The Wedding Planner, How to Lose a Guy in 10 Days, en fin, todas esas mierdas. Muchos dirán
que él pudo haberse vuelto más selectivo en sus papeles con Mud o Paperboy o Killer
Joe, pero en mi caso, mi visión sobre McConaghey cambió a partir de Tropic
Thunder. Era un personaje corto, como el de The Wolf of Wallstreet, con el que
brilló como brillan los grandes actores.
Aquí en True Detective, construye un personaje ateo,
muy cerebral, que sufrió la pérdida de su hija cuando trabajaba en Texas. Él
usa su raciocinio, sus ideas filosóficas, para oculta su lado más humano, quizá
porque es en éste donde habita el dolor de la muerte de su hija. Por lo tanto, es
en este mismo acto de evitar, de no mencionarlo, en donde se vislumbra la
humanidad de este personaje: un hombre que evita sentir su propio dolor porque
lo trae de vuelta a la realidad y lo expulsan de su mundo de ideas. En esta
situación, el trabajo se vuelve una obsesión, obsesión con la que colma su
propia soledad, su vacío. La habilidad de McConaughey para construir este
personaje pesimista, enfermo del existencialismo más feroz, es magistral, sobre
todo porque en todo momento, irradia verdad. Es decir, se transforma en su
propio personaje.
MARTÍN
HART (WOODY HARRELSON):
Por
otro lado, Woody Harrelson lleva a cabo un personaje que en apariencia se
muestra más humano que el de McConaughey. A pesar de ser un hombre de familia,
un hombre cristiano, Hart es un hombre que sigue sin obstáculos sus impulsos más
primitivos y sexuales. Todo lo contrario a Rust. Se encuentra entre el amor de
dos mujeres: su mujer Maggie (Michelle Monagham) y su amante Lisa (Alexandra
Daddario). Ambas mujeres lo desequilibran y lo único que parece devolverle el
balance y centrarlo es su trabajo, la investigación del asesinato de la
prostituta. A pesar de esta función que posee su trabajo, éste mismo lo aturde,
lo afecta en su vida personal; lo hace tener una relación distante y tensa con
su mujer, por lo que a la larga termina buscando a su amante para que ella le
de lo que Maggie carece. Es así como Hart termina cayendo en un loop del que
parece no poder salir. Harrelson construye cómodamente este personaje, muy
cercano a otros que ha realizado en el pasado, pero lo hace a partir de sus debilidades
humanas y del choque constante con Rust.
EL PLANO SECUENCIA DEL CÁPITULO
4:
Este
plano secuencia lo tiene todo! Todos los valores de plano posibles, ritmo, movimiento
y quietud. Está hecho así para
incrementar la tensión e intensidad de este momento en el capitulo. Hay que
verlo.
EL PASO DEL TIEMPO:
El
paso del tiempo es un elemento muy llamativo en esta serie. Si pensá
ramos la
historia de manera cronológicamente quizá la imagen pueda ser más clara. Tanto
Hart como Rust llegan a ese punto de inició de todo en 1995 ya cargados de un
pasado que lo ha marcado. Rust intentó contruir una familia pero está se
destruyó con la muerte de su hija. Por otro lado, Hart tiene una familia que en
apariencia está bien, pero cuya realidad es otra. Las cosas no funcionan y
nunca funcionaron con sus suegros y las cosas con Maggie no van bien.
Ahora,
lancémonos al 2012. Han pasado 17 años desde la investigación. Ninguno de los
dos sigue siendo policía, tampoco son amigos, y no es que antes hayan sido tan
amigos. Ambos personajes son hombres a los que les ha dado una buena paliza el
tiempo. Es cierto que el tiempo pasa por todos nosotros, nos cambia, pero en
esta serie es muy interesante ver por cuales rutas se dirigieron sus vidas
después de aquella investigación; ver los cambios en sus caras, en sus maneras
de actuar, de ver la vida. Hart está más calvo, evidentemente su matrimonio no
sobrevivió sus errores, pero a pesar de esto, parece haber ganado algo de
sabiduría, y no luce del todo mal, hasta ha ganado algo de elegancia. En cambio
Rust es todo lo contrario. Más que un ex policía parece un camionero retirado
que todo lo que hace es beber six-packs de cervezas. Su discurso
existencialista sobre la vida sigue allí, pero ahora se urde a través del
cinismo más acido. Ambos personajes han cambiado, y es evidente que en ese
cambio se encuentra la marca de aquel momento que los unió, aquel asesinato en
el que unos cuernos de ciervo coronaban la cabeza de una prostituta.