por Alejandra Zambrano
Título: A tus espaldas | Género: Comedia-Drama | Duración: 76 minutos | Formato de Rodaje: Red One |Formato de Exhibición: 35mm | Director: Tito Jara | Productor Ejecutivo: Roberto Aguirre Andrade (Ecuador) | Co-productor Ejecutivo: José Humberto Gil (Venezuela) | Productoras: Abre Comunicación / Urbano Films | Actores Principales: Jenny Nava (Colombia), Gabino Torres (Ecuador) | Distribuidor: Escalón Films
Título: A tus espaldas | Género: Comedia-Drama | Duración: 76 minutos | Formato de Rodaje: Red One |Formato de Exhibición: 35mm | Director: Tito Jara | Productor Ejecutivo: Roberto Aguirre Andrade (Ecuador) | Co-productor Ejecutivo: José Humberto Gil (Venezuela) | Productoras: Abre Comunicación / Urbano Films | Actores Principales: Jenny Nava (Colombia), Gabino Torres (Ecuador) | Distribuidor: Escalón Films
En abril se estrenó “A tus espaldas”, ópera prima del ecuatoriano Tito Jara. Durante los meses posteriores a su presentación, circularon entre los críticos locales comentarios tan extremos—desde elogios hasta duras críticas—que decidí no verla, o al menos esperar. Presumí que se trataba de una producción urbana que al abusar de localismos y clichés descuidaría la solidez de la historia. Asumí también que, al no definirse como drama, ni comedia ni suspenso, resultaría en una amalgama sin sentido de todos los géneros.
Este verano, sin embargo, mientras caminaba por las calles de Quito me di cuenta que la productora había puesto en circulación el DVD original por sólo $4,99. Lo compré; por la mitad de lo que habría pagado en el cine apoyaría los derechos de autor y entendería finalmente las reacciones dispares que provocó una de las producciones que más ha gastado en campaña mediática. No en vano, “A tus espaldas” rompió récord de taquilla en un país cuyo público todavía no está acostumbrado a apoyar el cine nacional. Según sus productores, en un lapso de siete semanas más de cien mil ecuatorianos la vieron en el cine.
“A tus espaldas”, primera producción ecuatoriana grabada en formato Red One, cuenta la vida de Jorge Chicaiza Cisneros, un joven quiteño, quien avergonzado de su humilde realidad mestiza, decide mudarse al norte de la ciudad para así ‘blanquearse’ y ascender socialmente. A los dieciocho años cambia oficialmente de nombre a Jordi La Motta por considerarlo menos 'cholo' aquel el apellido paterno que delata su origen indígena. La historia de Jara parte de la carga simbólica que por mucho tiempo se le ha asignado a la virgen de El Panecillo, escultura montada sobre el cerro que naturalmente divide a la ciudad en dos, la cual bendice al acomodado norte mientras que da la espalda al sur—zona con mayor porcentaje de habitantes de clase media-baja.
Aunque aplaudo la belleza de algunas tomas—como la secuencia aérea de la ciudad una vez planteado el conflicto de Jordi—e incluso las actuaciones de los personajes principales—no todos profesionales—, se debe también adoptar una postura crítica con respecto a lo que representa esta película dentro de la genealogía del cine ecuatoriano. Dejo para los expertos en edición comentar las fallas que muchos han encontrado en el montaje. Tampoco me detendré en comentar los parecidos que tiene la historia con otras películas y telenovelas latinoamericanas, o inclusive la intertextualidad con "El chulla Romero y Flores" (1958)—novela del quiteño Jorge Icaza. Lo que me interesa discutir en esta nota es la manera en la que Jara presenta al espectador la tensión entre xenofobia, nacionalismo y provincialismo y la forma en la que Jordi, el personaje principal, lleva de la mano al espectador por los rincones de una ciudad contraditoria que muchos quiteños aún no logramos descifrar.
Al parecer ocurrió con la película de Jara lo que ha ocurrido con algunas de las producciones ecuatorianas estrenadas en los últimos años. Debido al reciente (y creciente) acceso a fondos públicos para producción y post-producción, muchos de los guiones escritos hace varios años pueden finalmente estrenarse. De ahí que historias como “Prometeo Deportado” (2009) y “A tus espaldas” (2011) suenen gastadas a la hora de proyectarse en las salas nacionales. En la primera, dirigida por Fernando Mieles, el tema de la migración resulta casi anacrónico. La salida del país de miles de ecuatorianos hacia España tuvo su apogeo en la década pasada. Hoy en día, con la crisis laboral en el país europeo y los planes de asistencia promovidos por el gobierno ecuatoriano, se habla menos de la emigración que del retorno del migrante.
En la película de Jara, por sugerir otro ejemplo de extemporaneidad, se alude a uno de los mayores casos de estafa masiva en Ecuador. Aunque este evento haya sucedido en el 2005 y seis años no sean suficientes para olvidar el caso del Notario Cabrera, la trama pierde la frescura que pretende proyectar al venderse como retrato del quiteño actual. Recalco lo de quiteño porque pese a la insistencia del director sobre el carácter nacional de la película, "A tus espaldas" peca de provinciana. Por más que los encargados del diseño de arte hayan cuidadosamente elegido la gama del amarillo para ensalzar el 'producto nacional' (a lo largo de la historia es como si los personajes vistieran los colores de la camiseta de la selección de fútbol, mejor conocida como 'la piel'), "A tus espaldas" continúa excluyendo a la gran mayoría de ecuatorianos que no se sienten necesariamente identificados con la realidad del 'cholo urbano'. Tanto el productor como el director hacen hincapié en el hecho de ser una película de ecuatorianos, por ecuatorianos y para ecuatorianos cuya meta es llegar al público local y a los migrantes. Aunque no estoy en contra del cine de corte nacionalista, concuerdo con algunos críticos cuando aseveran que “A tus espaldas” si bien no es un retroceso tampoco es un avance en nuestro cine. Sería avance, por ejemplo, si la producción hubiera prestado más atención a la pésima traducción al inglés de sus materiales promocionales.
La campaña mediática pretende vender como nacional una realidad circunscrita a una zona de la capital sin darse cuenta que, a su vez, perpetúa el estereotipo de la colombiana exótica. Debido a los flujos migratorios de los últimos años, la figura de la colombiana ha reemplazado a la costeña local. Como en el resto de América Latina, la costeña y/o la mulata han sido objetivizadas y representadas artísticamente con una sobrecargada sexualidad. En la película de Jara se explora la posibilidad de una relación amorosa entre Jordi y Greta, prostituta de ejecutivos que llegó al Ecuador porque "las colombianas tenemos mucha acogida y nos pagan en dólares ". No obstante, el final de la historia parece sugerir que no hay cabida para la extranjera en la xenófoba y clasista ciudad. Me gustaría saber cuál fue la acogida de la película en el resto del país, cuáles las reacciones de la comunidad colombiana y la del mismo sur cuyos "bichos raros", a decir por Jordi, seguirán siendo cholos aunque tengan centros comerciales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario