Como mencionaron mis compañeros en posts anteriores, esta lista fue creada de "manera impulsiva y sin volverme demasiado loca". Cada una de ellas marcó mi forma de entender ya sea la representación de América Latina o las emociones humanas a través del cine.
1. El lado oscuro del corazón (Eliseo Subiela, 1992). La película que junto a otras como Garage Olimpo, La noche de los lápices y Tango Feroz, marcaron mis años de secundaria; queríamos ser poetas y tomar el ferry de Buenos Aires a Montevideo. Hasta ahora y en cada reencuentro, mis compañeras y recitamos la frase de Oliverio: “No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!”
2. Ratas, ratones, rateros (Sebastián Cordero, 1999). La película que sin duda marcó el nuevo rumbo del cine ecuatoriano.
3. Dancer in the Dark (Lars von Trier, 2000). Esta película estará siempre en mis lista "Top 10" porque hasta ahora ningún otro final me ha hecho llorar más que la historia de Selma.
4. Amélie (Jean-Pierre Jeunet, 2001). La película cuya banda sonora me mantuvo cuerda mientras terminaba mi carrera universitaria.
5. Historias mínimas (Carlos Sorin, 2002). Aunque Sorin es porteño de nacimiento, tiene un especial interés en pueblos aislados de la Argentina, de ahí que Historias mínimas (2002), El perro (2004) o El camino de San Diego (2006) estén ambientadas en la Patagonia o en Misiones. Sus películas me dibujaron una América Latina distinta a la que había conocido hasta ese entonces, me motivaron a querer visitar esos paisajes con vastísimos cielos de nubes multiformes y la selva que apenas permite ver más allá de la copa de los árboles. En 2006, inspirada por sus películas, recorrí esa tierra polvorienta, azul, de rectas carreteras interminables.
6. Before Sunrise (Richard Linklater, 1995)/Before Sunset (Richard Linklater, 2004). Ambas películas están la lista porque espero ansiosa la siguiente parte.
7. Las mantenidas sin sueños (Vera Fogwill, Martín de Salvo, 2005). Unas de las pocas películas con "temática femenina", que al igual que Te doy mis ojos (2003), despiertan mi lado feminista.
8. Borat: Cultural Learnings of America for Make Benefit Glorious Nation of Kazakhstan (Larry Charles, 2006). Puedo recordar muchas películas que me han dejado sin palabras, que me han hecho llorar o que he vuelto a ver por segunda (o tercera) vez inmediatamente después de que terminan. Me es más difícil recordar películas que me han hecho reír; tal vez tenga que ver por casi masoquista tendencia a los dramas. Borat merece una mención porque, aunque probablemente nunca más la vuelva a ver, todavía recuerdo las interminables carcajadas.
9. Mary and Max (Adam Elliot, 2009). El guion que me habría encantado escribir.
10. Paris, Texas (Wim Wenders, 1984). Una de las conversaciones más memorables: la de Travis y Jane.
...
- Travis
- What?
- I will be there.
- Good.
- Meridian Hotel?
- Yeah. Room 1520.
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