En
Blue Jasmine la opus núm. 43 de
Woody Allen, el genio de Manhattan vuelve no solo a enfocar su atención en un
fuerte personaje principal femenino- una ricachona de la Quinta Avenida que lo
pierde todo y hunde a todos los que están a su alrededor-, sino que después de más
de una década de escribir prácticamente arquetipos y regodearse en clichés y
personajes unidimensionales, nos vuelve a entregar unos personajes que se
sienten vivos, cálidos, contradictorios, confundidos y vibrantes. Si por un
lado hay que quitarse el sombrero ante su inagotable productividad-43 filmes
desde 1969- por otro su discutible calidad en la pasada década nos había hecho
preguntarnos al unísono si debía parar su ritmo o repensarlo, ya que títulos como
Anything Else, Hollywood Ending, Scoop, Whatever Works o Cassandra’s Dream no debían quizás compartir filmografía con
algunas de sus mejores películas. Por otro lado Allen tuvo tan bienacostumbrada
a su audiencia a una consistencia antológica- de los 70 a los 90 prácticamente
no hay casi películas en su filmografía sin algún tipo de merito- que en algún momento
la buena racha debía acabar o al menos interrumpirse momentáneamente. Pero las
audiencias somos exigentes con aquellos a los que escogemos celebrar- una frase
que el mismo puso en boca de uno de los personajes principales de Celebrity-. Las 3 buenas películas que
Allen hizo desde el 2000 hasta la maravilla que es Blue Jasmine , Match Point,
Vicky Cristina Barcelona y Midnight in Paris fueron todas muy
celebradas en su momento y casi sacadas de contexto por la alegría de ver una
buena película-o poco más que mediocre- de Allen. Pero ahora es distinto, Blue Jasmine tiene todas las cualidades
del mejor cine del niuyorquino, no más preocupado por filmar postales de países
europeos o guiones poco pulidos. La película
es una reafirmación de cuan genial es su cine cuando está a la altura de su
genio y filma con propósito y no solo por rutina. Y a la vez reafirma su valía
como cineasta. ¿De qué cineasta podríamos hablar que con medio siglo de carrera
a sus espaldas podía entregarnos otra joya? Chabrol, Godard, Bergman, Buñuel, vienen a la mente, pero son pocos.
Jasmine
Francis (Cate Blanchett) dejo atrás una posible carrera como antropóloga para
entregarse a Hal (Alec Baldwin) hombre de negocios sumamente rico que la
conquistara al son de “Blue Moon” la famosa canción de Rodgers and Hartz y hará
todos sus sueños realidad. En un momento dado de su vida-una vida que vemos
fragmentada en flashbacks-dio “las mejores fiestas en la ciudad de Nueva York”
pero al comenzar el filme la vemos de camino a San Francisco, para refugiarse
en casa de su hermana Ginger (Sally Hawkins) que al contrario a Jasmine parece
conformarse con poco y vive de una forma demasiado “humilde” para la
condescendiente Jasmine- ambas son hermanas adoptadas, concepto con el que
Allen juega magistralmente-. Este reajuste implica también enfrentarse al
entorno de Ginger, su ex esposo constructor Augie (Andrew Dice Clay) y su reciente
compañero, el mecánico Chilli (Bobby Canavale), ambos según Jasmine auténticos
perdedores. Jasmine llega totalmente abatida a trastocar violentamente el
tranquilo mundo de Ginger. Ha tenido que salir huyendo de Nueva York, Hal fue
arrestado por el FBI y acusado de múltiples cargos de malversación de fondos y
fraude- la conexión del argumento con el caso de Bernie Madoff, banquero de
Wall Street sentenciado en 2008 por múltiples casos de fraude no se ha hecho esperar-. Por medio se llevo
toda la fortuna de Ginger y Augie- que entregaron a Hal 200 mil dólares que habían
ganado en la lotería, para que Hal los “invirtiera “ con el plan de hacerlos
ricos- destroza la moral de su único hijo Danny (Alden Ehrenreich) y causa la
ruina de Jasmine, aunque no tardamos mucho en empezarnos a dar cuenta que antes
que nadie la arquitecta de la ruina de Jasmine ha sido ella misma.
Presa
de sus propios recuerdos y delirios, Jasmine habla sola con frecuencia y parece
no tener por momentos claro que es pasado y que es presente. Ahora en su nueva
realidad tiene que “someterse” a si misma a trabajar para vivir, interactuando
con el tipo de mujer que ella era antes. Algo para lo que no la prepararon años
de clases de Yoga, Pilates y cenas sociales. Dice querer volver a estudiar para
ser “alguien" en la vida pero ni para eso parece tener aptitud. Incapaz quizá de
sentir amor o compasión por cualquiera que no sea ella misma, no se da cuenta a
quienes hiere, sin noción verdadera de la vida más allá de su burbuja, es capaz
de estando en la ruina volar a San Francisco en primera clase arrastrando dos
maletas de “Louis Vutton” que pudo salvar de todo lo que le “incauto el Tío Sam”
Al ser confrontada por causarle la ruina financiera a Ginger simplemente repite
el condescendiente axioma de que “gran fortuna implica responsabilidad” y que
tener dinero y no ayudar a quienes lo necesitan es una conducta moralmente
intachable. Dada su ruina personal y su desconexión profunda con su entorno,
dichos “principios de vida” está claro que no pudieron salvarla. Dice mucho del
trabajo extraordinario de Cate Blanchett en el filme que a pesar de que Jasmine
esencialmente sea un personaje tan desagradable, logremos sentir en más de una ocasión
tristeza y compasión por ella.
Allen
nos ha legado una galería de mujeres neuróticas y desesperadas, pero ninguna
hasta ahora como Jasmine totalmente al borde del abismo. El personaje femenino
del cine de Allen qué más puedo comparar con Jasmine, es Eve, la matriarca obsesiva
y descolocada interpretada por la incomparable Geraldine Page en Interiors que sin
embargo era mucho más pragmática dentro de su locura que Jasmine. También
Jasmine tiene rasgos de Alice, heroína
homónima del filme protagonizado por Mia Farrow, como una esposa rica en búsqueda
de significado para su vida- aunque esa conexión
es sobre todo por el hecho de que Allen nuevamente centra su ojo en las mujeres
de la alta sociedad niuyorquina- y claro el desesperante nerviosismo de Jasmine
nos remite directamente a la Sally de Judy Davis en Husbands and Wives. Jasmine también recuerda a las mujeres
interpretadas por Gena Rowlands-que interpreto otro gran personaje protagónico
femenino para Allen en Another Woman-
en los filmes de su esposo John Cassavetes, A Woman Under the Influence y Opening Night.
Y
claro, quizás la antecedente más directa de Jasmine sea Blanche Dubois la clásica
heroína del muy admirado por Allen, Tenesse Williams de A Streetcar Named Desire, heroína que paródicamente fuera interpretada
por el propio Allen en una hilarante escena de Sleeper hace 40 años atrás. 4 décadas más tarde vuelve a ella, con
resultados nada paródicos. También de dicha obra parecen ser replanteados
Stella en Ginger y Stanley Kowalski en Chili- sin la tensión sexual que existía
originalmente entre Stanley y Blanche, Blanchett cuenta en entrevistas que ella
y Cannavale tantearon con la idea, pero Allen no le interesaba la tensión sexual
entre esos personajes, y tenía razón- Allen, conocido por sus homenajes
constantes a sus ídolos Bergman- Interiors-
Fellini-Stardust Memories- Los
Hermanos Marx, Bob Hope, Checkov y Dostoievsky entre otros logra en este filme quizás
la reinterpretación más acertada que ha logrado hacer de alguno de sus adorados
clásicos. Con la añadidura de que hace mucho tiempo ya que el discípulo pasó a
ser maestro.
Se
ha comparado mucho a este filme con Crimes
and Misdemeanors, comparación que no comparto porque a pesar de que ambos
comparten una temática sombría y un personaje que roba y engaña a los demás para
sus propios fines, aquel filme tenía en los personajes de Woody y Alan
Alda un balance cómico que hacía que su carga no fuera en suma tan pesada-
aunque su conclusión sin duda lo es y los dramas de Allen son siempre pesados,
salvo You Will Meet a Tall Dark Stranger que
hace mucho echamos al olvido- la película
de Allen a la que me parece se puede
comparar directamente es Husbands and
Wives porque a pesar de que no comparte el estilo verite/directo de
aquella-Jasmine es una película sumamente
cuidada y fluida en su forma-como alguien que ha visto los 43 filmes de Allen
todos más de una vez-hasta Cassandra’s
Dream y para eso se necesitan agallas, ahora que lo pienso Whatever Works la vi solo una vez, y con eso basta- puedo
decir que ha sido solamente con Husbands
and Wives y Jasmine que he sentido luego de ver un filme suyo, la reacción
de que me pasaran un bloque de cemento por encima. En Jasmine como en Husbands and
Wives la risa es desesperante y nerviosa como para sustituir cualquier otra
reacción igual de visceral- la segunda vez que la vi a una mujer le entro un
ataque de risa en prácticamente la escena más fuerte del filme- y todo el humor
nace de lo patético, violento y contradictorio de la condición humana, los
personajes de ambos filmes son cálidos e inmediatos, gente con la que es a
veces demasiado fácil identificarse, y en ambos hay escenas en donde
inevitablemente queremos dejar de mirar, por la violencia innata que los seres
humanas somos capaces de infligirnos a nosotros mismos. También puedo trazar
una línea directa con Deconstructing
Harry y Celebrity dos trabajos más
oscuros del cineasta durante los 90 que también miraban con cinismo y
brutalidad la condición humana. Match
Point también se podría calificar entre
ese grupo, pero creo que es un filme demasiado desasociado y “británico” sin la
calidez de los filmes antes mencionados. Si eres de los recientes adeptos al cine
de Allen gracias a Midnight in Paris,
créanme de lo liviano y juguetón de aquel filme aquí no hay prácticamente nada.
En
el pasado se ha criticado a Allen por condescendencia en cuanto a su retrato de
la clase alta niuyorquina y prácticamente la inexistencia del conflicto de
clase en sus filmes. En Blue Jasmine
es interesante verlo tantear con el concepto de clase social- es como el viraje
de Match Point en donde el personaje
principal se hizo rico a pesar de los demás, aquí vemos como esta refinada
mujer pierde toda una fortuna- y aunque es obvio que se siente más cómodo
retratando gente de su propia clase social, hay una sinceridad en la inocente
violencia, inconformidad y ternura en
sus retratos de la clase obrera en Blue
Jasmine que prácticamente no había percibido en ningún de sus filmes
anteriores y definitivamente hay que agradecerle, sobre todo por mantenerlos
siempre fuera del plano de la caricatura- como hay que agradecerle el hecho de
que por fin vemos a un rico en el cine reciente enfurecido por haberlo perdido
todo, rodeado de personajes de clase media aparentemente felices, ya que las películas
sobre el vacio “moral” y la ausencia de felicidad de la gente adinerada ya me
tienen soberanamente harto- También algo que la distingue de algunas de sus más
recientes películas fallidas es que aquí claramente se siente más cómodo con
los personajes que ha escrito en términos cronológicos- casi todos mediando de
los treinta y largos a los cuarenta y pico-, después de muchos intentos de
acercarse a personajes jóvenes veinteañeros, cosa que nunca logró.
El
balance exquisito del guión en donde no hay escena que falte ni sobre y todas están
meticulosamente construidas y resueltas, junto con la muy pensada y
elegantemente ejecutada puesta en escena se combina con el mejor
elenco de una película de Allen en años. No quiero añadir más a lo que se ha
dicho de la majestuosa interpretación de Cate Blanchett en el filme- la mejor
hasta ahora de una gran actriz que lo ha hecho de todo, hasta de Katharine
Hepburn y de Bob Dylan, y lo ha hecho bien- más bien mencionar la también maravillosa
actuación de Sally Hawkins sin la que me parece el filme no estuviera tan
redondeado, como la contraparte de Jasmine, Ginger es la hermana racional, si
se quiere conforme, que podría aspirar a más, pero no tiene porque hacerlo o no
tiene las herramientas para hacerlo, sin nada de eso importarle demasiado. Sin
ese retrato tan terrenal y sincero de la Ginger de Hawkins, la película se vería
arrastrada por el personaje de Jasmine, sin dejar respirar a los otros
personajes. Andrew Dice Clay, el controvertible “stand-up comedian” ofrece una breve
interpretación intensa y conmovedora, revelando matices que muchos de los más granados
actores dramáticos quisieran conseguir. Bobby Cannavale se nos revela otra vez
como una fuerza de la naturaleza, dándonos un Chili que es a la misma vez patético,
hostil, racional y sentimental. Louis CK tiene una breve pero muy tierna y
divertida- y por eso agradecida entre toda la intensidad que le rodea- aparición como un pretendiente de Ginger.
Michael Sthulbarg, la estrella de A
Serious Man de los Coen aporta su peculiar presencia como un dentista
perverso para el que Jasmine intenta trabajar. Alec Baldwin como Hal, el corrupto
marido de Jasmine y Peter Saarsgard como un posible aspirante al amor de
Jasmine redondean muy bien el elenco.
Experiencia
intensa, hilarantemente desesperante y sobrecogedora Blue Jasmine entra en el panteón de las obras maestras
WoodyAllenescas- en compañía de Husbands
and Wives, Crimes and Misdemeanors,
The Purple Rose of Cairo y Manhattan-. No acostumbrado a descansar
en sus laureles- o en sus jazmines-, ya filmo durante el verano otra película que
protagonizaran Emma Stone, Colin Firth, Marcia Gay Harden, Jacki Weaver, Eileen
Atkins y Hamish Linklater. Aparentemente el genio no descansa. Pero me huele
que después de Blue Jasmine ya no vendrán
más obras maestras. Ya no le hacen
falta, con ese ultimo primer plano de Jasmine, basta.