miércoles, 28 de agosto de 2013

Woody y sus Jazmines




En Blue Jasmine la opus núm. 43 de Woody Allen, el genio de Manhattan vuelve no solo a enfocar su atención en un fuerte personaje principal femenino- una ricachona de la Quinta Avenida que lo pierde todo y hunde a todos los que están a su alrededor-, sino que después de más de una década de escribir prácticamente arquetipos y regodearse en clichés y personajes unidimensionales, nos vuelve a entregar unos personajes que se sienten vivos, cálidos, contradictorios, confundidos y vibrantes. Si por un lado hay que quitarse el sombrero ante su inagotable productividad-43 filmes desde 1969- por otro su discutible calidad en la pasada década nos había hecho preguntarnos al unísono si debía parar su ritmo o repensarlo, ya que títulos como Anything Else, Hollywood Ending, Scoop, Whatever Works o Cassandra’s Dream no debían quizás compartir filmografía con algunas de sus mejores películas. Por otro lado Allen tuvo tan bienacostumbrada a su audiencia a una consistencia antológica- de los 70 a los 90 prácticamente no hay casi películas en su filmografía sin algún tipo de merito- que en algún momento la buena racha debía acabar o al menos interrumpirse momentáneamente. Pero las audiencias somos exigentes con aquellos a los que escogemos celebrar- una frase que el mismo puso en boca de uno de los personajes principales de Celebrity-. Las 3 buenas películas que Allen hizo desde el 2000 hasta la maravilla que es Blue Jasmine , Match Point, Vicky Cristina Barcelona y Midnight in Paris fueron todas muy celebradas en su momento y casi sacadas de contexto por la alegría de ver una buena película-o poco más que mediocre- de Allen. Pero ahora es distinto, Blue Jasmine tiene todas las cualidades del mejor cine del niuyorquino, no más preocupado por filmar postales de países europeos  o guiones poco pulidos. La película es una reafirmación de cuan genial es su cine cuando está a la altura de su genio y filma con propósito y no solo por rutina. Y a la vez reafirma su valía como cineasta. ¿De qué cineasta podríamos hablar que con medio siglo de carrera a sus espaldas podía entregarnos otra joya? Chabrol, Godard, Bergman, Buñuel, vienen a la mente, pero son pocos.

Jasmine Francis (Cate Blanchett) dejo atrás una posible carrera como antropóloga para entregarse a Hal (Alec Baldwin) hombre de negocios sumamente rico que la conquistara al son de “Blue Moon” la famosa canción de Rodgers and Hartz y hará todos sus sueños realidad. En un momento dado de su vida-una vida que vemos fragmentada en flashbacks-dio “las mejores fiestas en la ciudad de Nueva York” pero al comenzar el filme la vemos de camino a San Francisco, para refugiarse en casa de su hermana Ginger (Sally Hawkins) que al contrario a Jasmine parece conformarse con poco y vive de una forma demasiado “humilde” para la condescendiente Jasmine- ambas son hermanas adoptadas, concepto con el que Allen juega magistralmente-. Este reajuste implica también enfrentarse al entorno de Ginger, su ex esposo constructor  Augie (Andrew Dice Clay) y su reciente compañero, el mecánico Chilli (Bobby Canavale), ambos según Jasmine auténticos perdedores. Jasmine llega totalmente abatida a trastocar violentamente el tranquilo mundo de Ginger. Ha tenido que salir huyendo de Nueva York, Hal fue arrestado por el FBI y acusado de múltiples cargos de malversación de fondos y fraude- la conexión del argumento con el caso de Bernie Madoff, banquero de Wall Street sentenciado en 2008 por múltiples casos de fraude  no se ha hecho esperar-. Por medio se llevo toda la fortuna de Ginger y Augie- que entregaron a Hal 200 mil dólares que habían ganado en la lotería, para que Hal los “invirtiera “ con el plan de hacerlos ricos- destroza la moral de su único hijo Danny (Alden Ehrenreich) y causa la ruina de Jasmine, aunque no tardamos mucho en empezarnos a dar cuenta que antes que nadie la arquitecta de la ruina de Jasmine ha sido ella misma.


Presa de sus propios recuerdos y delirios, Jasmine habla sola con frecuencia y parece no tener por momentos claro que es pasado y que es presente. Ahora en su nueva realidad tiene que “someterse” a si misma a trabajar para vivir, interactuando con el tipo de mujer que ella era antes. Algo para lo que no la prepararon años de clases de Yoga, Pilates y cenas sociales. Dice querer volver a estudiar para ser “alguien" en la vida pero ni para eso parece tener aptitud. Incapaz quizá de sentir amor o compasión por cualquiera que no sea ella misma, no se da cuenta a quienes hiere, sin noción verdadera de la vida más allá de su burbuja, es capaz de estando en la ruina volar a San Francisco en primera clase arrastrando dos maletas de “Louis Vutton” que pudo salvar de todo lo que le “incauto el Tío Sam” Al ser confrontada por causarle la ruina financiera a Ginger simplemente repite el condescendiente axioma de que “gran fortuna implica responsabilidad” y que tener dinero y no ayudar a quienes lo necesitan es una conducta moralmente intachable. Dada su ruina personal y su desconexión profunda con su entorno, dichos “principios de vida” está claro que no pudieron salvarla. Dice mucho del trabajo extraordinario de Cate Blanchett en el filme que a pesar de que Jasmine esencialmente sea un personaje tan desagradable, logremos sentir en más de una ocasión tristeza y compasión por ella.

Allen nos ha legado una galería de mujeres neuróticas y desesperadas, pero ninguna hasta ahora como Jasmine totalmente al borde del abismo. El personaje femenino del cine de Allen qué más puedo comparar con Jasmine, es Eve, la matriarca obsesiva y descolocada interpretada por la incomparable Geraldine Page en Interiors que sin embargo era mucho más pragmática dentro de su locura que Jasmine. También Jasmine tiene rasgos de Alice, heroína homónima del filme protagonizado por Mia Farrow, como una esposa rica en búsqueda de significado para su vida- aunque  esa conexión es sobre todo por el hecho de que Allen nuevamente centra su ojo en las mujeres de la alta sociedad niuyorquina- y claro el desesperante nerviosismo de Jasmine nos remite directamente a la Sally de Judy Davis en Husbands and Wives. Jasmine también recuerda a las mujeres interpretadas por Gena Rowlands-que interpreto otro gran personaje protagónico femenino para Allen en Another Woman- en los filmes de su esposo John Cassavetes, A Woman Under the Influence y Opening Night.



Y claro, quizás la antecedente más directa de Jasmine sea Blanche Dubois la clásica heroína del muy admirado por Allen, Tenesse Williams de A Streetcar Named Desire, heroína que paródicamente fuera interpretada por el propio Allen en una hilarante escena de Sleeper hace 40 años atrás. 4 décadas más tarde vuelve a ella, con resultados nada paródicos. También de dicha obra parecen ser replanteados Stella en Ginger y Stanley Kowalski en Chili- sin la tensión sexual que existía originalmente entre Stanley y Blanche, Blanchett cuenta en entrevistas que ella y Cannavale tantearon con la idea, pero Allen no le interesaba la tensión sexual entre esos personajes, y tenía razón- Allen, conocido por sus homenajes constantes a sus ídolos Bergman- Interiors- Fellini-Stardust Memories- Los Hermanos Marx, Bob Hope, Checkov y Dostoievsky entre otros logra en este filme quizás la reinterpretación más acertada que ha logrado hacer de alguno de sus adorados clásicos. Con la añadidura de que hace mucho tiempo ya que el discípulo pasó a ser maestro.

Se ha comparado mucho a este filme con Crimes and Misdemeanors, comparación que no comparto porque a pesar de que ambos comparten una temática sombría y un personaje que roba y engaña a los demás para sus propios fines, aquel filme tenía en los personajes de Woody y Alan Alda un balance cómico que hacía que su carga no fuera en suma tan pesada- aunque su conclusión sin duda lo es y los dramas de Allen son siempre pesados, salvo You Will Meet a Tall Dark Stranger que hace mucho echamos al olvido-  la película de Allen a la que me parece  se puede comparar directamente es Husbands and Wives porque a pesar de que no comparte el estilo verite/directo de aquella-Jasmine es una película sumamente cuidada y fluida en su forma-como alguien que ha visto los 43 filmes de Allen todos más de una vez-hasta Cassandra’s Dream y para eso se necesitan agallas, ahora que lo pienso Whatever Works  la vi solo una vez, y con eso basta- puedo decir que ha sido solamente con Husbands and Wives y Jasmine  que he sentido luego de ver un filme suyo, la reacción de que me pasaran un bloque de cemento por encima. En Jasmine como en Husbands and Wives la risa es desesperante y nerviosa como para sustituir cualquier otra reacción igual de visceral- la segunda vez que la vi a una mujer le entro un ataque de risa en prácticamente la escena más fuerte del filme- y todo el humor nace de lo patético, violento y contradictorio de la condición humana, los personajes de ambos filmes son cálidos e inmediatos, gente con la que es a veces demasiado fácil identificarse, y en ambos hay escenas en donde inevitablemente queremos dejar de mirar, por la violencia innata que los seres humanas somos capaces de infligirnos a nosotros mismos. También puedo trazar una línea directa con Deconstructing Harry y Celebrity dos trabajos más oscuros del cineasta durante los 90 que también miraban con cinismo y brutalidad la condición humana. Match Point  también se podría calificar entre ese grupo, pero creo que es un filme demasiado desasociado y “británico” sin la calidez de los filmes antes mencionados. Si eres de los recientes adeptos al cine de Allen gracias a Midnight in Paris, créanme de lo liviano y juguetón de aquel filme aquí no hay prácticamente nada.


En el pasado se ha criticado a Allen por condescendencia en cuanto a su retrato de la clase alta niuyorquina y prácticamente la inexistencia del conflicto de clase en sus filmes. En Blue Jasmine es interesante verlo tantear con el concepto de clase social- es como el viraje de Match Point en donde el personaje principal se hizo rico a pesar de los demás, aquí vemos como esta refinada mujer pierde toda una fortuna- y aunque es obvio que se siente más cómodo retratando gente de su propia clase social, hay una sinceridad en la inocente violencia, inconformidad y ternura  en sus retratos de la clase obrera en Blue Jasmine que prácticamente no había percibido en ningún de sus filmes anteriores y definitivamente hay que agradecerle, sobre todo por mantenerlos siempre fuera del plano de la caricatura- como hay que agradecerle el hecho de que por fin vemos a un rico en el cine reciente enfurecido por haberlo perdido todo, rodeado de personajes de clase media aparentemente felices, ya que las películas sobre el vacio “moral” y la ausencia de felicidad de la gente adinerada ya me tienen soberanamente harto- También algo que la distingue de algunas de sus más recientes películas fallidas es que aquí claramente se siente más cómodo con los personajes que ha escrito en términos cronológicos- casi todos mediando de los treinta y largos a los cuarenta y pico-, después de muchos intentos de acercarse a personajes jóvenes veinteañeros, cosa que nunca logró.


El balance exquisito del guión en donde no hay escena que falte ni sobre y todas están meticulosamente construidas y resueltas, junto con la muy pensada y elegantemente ejecutada puesta en escena se combina con el mejor elenco de una película de Allen en años. No quiero añadir más a lo que se ha dicho de la majestuosa interpretación de Cate Blanchett en el filme- la mejor hasta ahora de una gran actriz que lo ha hecho de todo, hasta de Katharine Hepburn y de Bob Dylan, y lo ha hecho bien- más bien mencionar la también maravillosa actuación de Sally Hawkins sin la que me parece el filme no estuviera tan redondeado, como la contraparte de Jasmine, Ginger es la hermana racional, si se quiere conforme, que podría aspirar a más, pero no tiene porque hacerlo o no tiene las herramientas para hacerlo, sin nada de eso importarle demasiado. Sin ese retrato tan terrenal y sincero de la Ginger de Hawkins, la película se vería arrastrada por el personaje de Jasmine, sin dejar respirar a los otros personajes. Andrew Dice Clay, el controvertible “stand-up comedian” ofrece una breve interpretación intensa y conmovedora, revelando matices que muchos de los más granados actores dramáticos quisieran conseguir. Bobby Cannavale se nos revela otra vez como una fuerza de la naturaleza, dándonos un Chili que es a la misma vez patético, hostil, racional y sentimental. Louis CK tiene una breve pero muy tierna y divertida- y por eso agradecida entre toda la intensidad que le rodea-  aparición como un pretendiente de Ginger. Michael Sthulbarg, la estrella de A Serious Man de los Coen aporta su peculiar presencia como un dentista perverso para el que Jasmine intenta trabajar. Alec Baldwin como Hal, el corrupto marido de Jasmine y Peter Saarsgard como un posible aspirante al amor de Jasmine redondean muy bien el elenco.


Experiencia intensa, hilarantemente desesperante y sobrecogedora Blue Jasmine entra en el panteón de las obras maestras WoodyAllenescas- en compañía de Husbands and Wives, Crimes and Misdemeanors, The Purple Rose of Cairo y Manhattan-. No acostumbrado a descansar en sus laureles- o en sus jazmines-, ya filmo durante el verano otra película que protagonizaran Emma Stone, Colin Firth, Marcia Gay Harden, Jacki Weaver, Eileen Atkins y Hamish Linklater. Aparentemente el genio no descansa. Pero me huele que después de Blue Jasmine ya no vendrán más obras maestras.  Ya no le hacen falta, con ese ultimo primer plano de Jasmine, basta.


I'm So NOT Excited





Los Amantes Pasajeros no es la peor película de Pedro Almodóvar, no puede serlo.Todavía desgraciadamente existe Laberinto de Pasiones. Sí es su película más desganada y simplemente mediocre, Laberinto de Pasiones al menos era una película con una auténtica razón de existir, sobre todo dentro de su contexto histórico del “destape” de la España post-Franquista. Almodóvar, gustos y criterios aparte, es un cineasta que siempre se me ha antojado como uno vital, que sabe comunicar con pasión, entusiasmo y maestría lo que quiere decir, por más banal que sea, o por más ocasiones que haya dicho lo mismo de distintas maneras. Pero este es su segundo filme casi de corrido -Los Abrazos Rotos fue el primero- que me parece que se trata de una película sin una auténtica razón de ser. Son si acaso lamentables adiciones a una de las filmografías más vitales de las ultimas décadas.
Es algo lamentable por varias razones. La primera se me hace obvia como cinéfilo y como trabajador de la cultura. Es tan difícil y cuesta arriba que un cineasta en ciernes logre hacer UNA sola película en su vida, que me da vergüenza ajena el saber como Almodóvar, por ser quien es -entiéndase alguien a quien le permiten hacer TODO lo que quiera hacer- le dejen perpetrar una cosa como ésta. Los Amantes Pasajeros parece ser una película hecha sobre la marcha, como si Almodóvar hubiese tenido el germen de una idea: en un avión ocurre un desperfecto técnico y los pasajeros de primera clase se alborotan, por ejemplo, mandó a construir el decorado de un avión, llamó a todo el mundo que conoce y a la gente que sabe que se muere por trabajar solo por ser Almodóvar y con ese germen de idea se dedicó a filmar todo lo que pasa y se le ocurría en la filmación. De más está decir que no ocurrió mucho, y que es lamentable para uno de los mejores guionistas del cine ahora mismo, que haya perpetrado esta guía de todo lo que no se debería hacer en un buen guión cinematográfico.
Pero realmente “Pedro” parece creerse el todopoderoso guionista que siempre puede salirse con la suya. Sabemos de su gusto desmedido por las digresiones, las subtramas y la combinación de personajes que no necesariamente deberían de converger en un mismo tiempo y espacio dentro de su cine. El empleo de estos recursos, se puede considerar que siempre ha sido algo “arriesgado” por el hecho de que conlleva un tanteo y error. A veces le sale bien y a veces no le sale. Ejemplos de cuando esto ha funcionado a plenitud son las exquisitas digresiones de la que todavía es su obra maestra, ¿Que Hecho Yo Para Merecer Esto?!!!, el cortometraje  El Amante Menguante dentro de Hable con Ella, la historia de Manuela la enfermera que pierde un hijo al principio de La Flor de Mi Secreto, que se convertiría en la base de Todo Sobre mi Madre, la introducción de Carne Trémula, en donde una muy embarazada Penélope Cruz da a luz al futuro protagonista del filme, los interludios cómicos de los personajes de Chus Lampreave y Carmen Maura en Matador, que funcionan como bálsamo ante toda la oscuridad que los rodea. Cuando esto no ha salido, por ejemplo con el curioso pero fallido personaje de Máximo Espejo, interpretado por el gran Francisco Rabal, en Átame y la combinación de la historia del escritor “serial killer” Nicholas Pierce (Peter Coyote), la genial psiquiatra vuelta presentadora de “telebasura” Andrea Caracortada (Victoria Abril) con la historia de una vivaracha e inocente peluquera, Kika (Victoria Abril) en Kika, las dos mencionadas películas que teóricamente hubiesen funcionado, sufren por los “riesgos caprichosos” de su creador.

Pero en Los Amantes Pasajeros creo que va al extremo con la subtrama de una hermosa mujer (Paz Vega) a punto de suicidarse, que resulta es una de las amantes de uno de los pasajeros de primera clase que se encuentra en el truncado vuelo (Antonio De La Torre) un vanidoso actor con otra ex-amante (Blanca Suarez) que termina con el teléfono celular de la hermosa suicida por casualidad y lo confronta. En medio de eso la siempre animada Carmen Machi, aquí harto conocida por Que se Mueran Los Feos, sustituye a Chus Lampreave en su habitual rol de portera. Esa subtrama sin ton ni son parece que sirvió a Almodóvar como excusa forzada para meter el melodrama a toda costa en el filme, después de todo si algo esta película reafirma es que ya Almodóvar sin melodrama no es posible, cuanto menos no es interesante, pues bien, serviría de algo si el personaje del actor reapareciese en la trama como un personaje importante, pero después de esta gran digresión, no vuelve a aparecer hasta el final, más de 40 minutos después cuando ya nos hemos olvidado de él, pero todavía nos preguntamos: ¿esa era Paz Vega?
Al menos la introducción con Antonio Banderas y Penélope Cruz sirvió como buen despegue y al ser solo una mera introducción sin sentido, no hay que volver a ellos, para añadir que su historia es más interesante que la que cuenta el resto del filme, al menos en el extendido y ya antologizado en el trailer, baile de los azafatos al son de “I’m So Excited” de las Pointer Sisters, podemos escuchar ese maravilloso clásico bailable ochentoso y cerrar los ojos.


La segunda razón por la que este filme se me antoja como una experiencia particularmente lamentable es que le sigue inmediatamente a La Piel Que Habito que para el que escribe es la película más vital e imprescindible de Almodóvar en los últimos años, la mejor desde Carne Trémula en mi opinión, no por casualidad otra película muy oscura y malentendida por muchos. Una propuesta valiente y arriesgada de un gran creador que parecía ya irremediablemente instalado en su propia comodidad. En La Piel que Habito, Almodóvar empleó todos sus recursos y lo arriesgó todo, haciendo de la historia más absurda que probablemente ha contado, su testimonio más visceral y rabioso, revestido de un tono frío y siniestro que bordeaba en una especie de horror monocromático. Atrás quedaba el creador irreverente de la movida ochentosa. Atrás quedaba el creador de los melodramas elegantes que dominaron su carrera en las pasadas dos décadas. Anunciaba un nuevo Almodóvar, más sombrío, más arriesgado, más preocupado por renovarse y luego pues…. lo siguió con ésto.
Muchos han salido en la defensa del cineasta manchego al alegar que con esta película simplemente quiso volver a ese espíritu de rebeldía por el que una vez fue conocido. Que quería demostrarle a aquellos que lo subieron en el pedestal de “arthouse director”- Almodóvar es sin duda alguna el cineasta de cine “extranjero” mas famoso en el mundo-, que el también puede divertirse y ser impredecible. Pero se queda en el intento. Los cineastas que realmente han dedicado sus carreras a confundir expectativas de públicos y críticos no estando casi nunca donde piensan que van a estar, Buñuel, Altman, Tarkovsky, los Hermanos Coen, Winterbottom, por solo dar unos ejemplos en pasado y presente, han sido constantes en eso. Almodóvar ha estado cómodamente en su estirpe melodramática las pasadas dos décadas sin signos, hasta La Piel Que Habito- de querer salir de ahí. La renovación siempre es algo positivo y muchos cineastas si han logrado renovarse mirando en su pasado. Pero lo cierto es que por más nostalgia que tengamos de su cine de los 80, Almodóvar ya no sabe ser meramente gracioso, porque el humor siempre está presente en su cine, pero ya solo sabe utilizarlo por retazos, no constantemente, ni juguetón, ni irreverente, está demasiado contaminado por el melodrama y por sus obsesiones estético-narrativas para poder ser fluido u orgánico. Siempre pensé que por malas que fuesen sus películas, ir a ver un Almodóvar al cine era una obligación. Por más mala que fuese Los Abrazos Rotos por ejemplo, había que verla solo por la manera que Almodóvar encuadra, siempre impecablemente, en Los Amantes, la fotografía de José Luis Alcaine pudo haber sido de cualquiera de los pasajeros drogados, nada de especial hay en ella. Algo positivo puede decirse de Los Amantes, tiene buen arranque. Almodóvar siempre es bueno manteniendo el interés de un público por los primeros 5 o 10 minutos de un filme. Es después que a veces no sabe sostenerlos, y si tienes duda, sabes que algo anda mal cuando dormitas en los últimos 20 minutos de una película que dura 90.


Mucho también ha dicho Almodóvar de cómo le debía a la comunidad gay una película feliz, después de películas mas sombrías como La Ley del Deseo o La Mala Educación. Pero ya no sé entonces cual es su idea de que es una película feliz. Si es una película en la que no pasa nada pero cada 3 segundos alguien habla de “pollas”, “follar” o “culo” pues ha cumplido su cometido. Pero me parece triste que uno de los cineastas que más ha contribuido a la construcción y difusión del lenguaje/pensamiento “queer” en el arte cinematográfico se rebaje en este momento de su carrera simplemente a eso.
La gente se ríe en el cine claro, porque aparentemente ya decir “polla”, “culo” o “follar” es suficiente para que la gente se ría. La gente se ríe porque es Almodóvar haciendo comedia de nuevo, es casi una obligación. Se ríen porque aun desperdiciando el enorme talento de Javier Cámara, Cecilia Roth y Lola Dueñas los tres son comediantes natos capaz de inyectarle algo de vida a los diálogos mas tétricos y a las situaciones más inexistentes. La gente se ríe por la nostalgia de un Almodóvar que ya no existe, la gente se ríe porque la película parece un “sitcom” gringo o peor un “Sunshine Remix”, porque algunos sitcoms gringos dan gracia, pero Sunshine Remix no. La gente se ríe y muchos le dejan pasar al manchego favorito de todos, casi todo. No es de extrañar que la crítica más condescendiente con la película haya sido la estadounidense, donde Almodóvar es adorado, la crítica francesa, inglesa, mexicana y argentina no ha sido tan dócil con el filme. No menciono la crítica española porque es bien sabido cuan atacado -y lo digo- injustamente es Almodóvar en su país. La gente se ríe porque al final el poder del recuerdo o del deseo en un cinéfilo es a veces más fuerte que la misma experiencia de ver una película. ¿O eran acaso Midnight in Paris, Match Point y Vicky Cristina Barcelona tan buenas películas como Crimes and Misdemeanors, Another Woman o Bullets Over Broadway? No, pero como Woody Allen lleva ya más de una década con más tropiezos que aciertos, cada vez que acierta los que amamos su cine lo sacamos fuera de contexto, solo por la alegría de que uno de nuestros creadores predilectos nos regaló algo bueno. Y nosotros mismos cinéfilos entusiasmados rectificamos luego y nos damos cuenta.
Hay veces que he cambiado mi parecer con el cine de Almodóvar. Recientemente vi Hable con Ella, película con la que no conecté en su momento y me conmovió profundamente, por otro lado La Mala Educación, que me entusiasmó mucho en su momento, también la revisé hace poco y me dejo frío. Así que puede que cambie de opinión con el tiempo acerca de estos Amantes Pasajeros, pero lo dudo, Pedro, con ellos no me mecí en el aire.